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jueves, 9 de agosto de 2012

Sierra del Rosario

De las tantas maravillas localizadas en la Sierra del Rosario, se destacan los sistemas cavernarios de impresionante belleza y laberinticos recorridos, entre los cuales la caverna El Altar se impone por su belleza y dificultad.
En la joven provincia de Artemisa, a 90 kilómetros de La Habana, se halla un lugar de exquisita belleza, abundante fauna autóctona y una increíble y diversa flora, el Jardín de Aspiro.
La Sierra del Rosario aparece como uno de los focos más antiguos de poblaciones o biotipos terrestres del territorio cubano. Fue declarada por la UNESCO Reserva de la Biosfera el 15 de febrero de 1985, a través del programa MAB El Hombre y la Biosfera.

Así se convirtió en la primera región que recibió esta categoría en Cuba. Se encuentra en la cordillera montañosa de Guaniguanico.
El punto culminante de la Sierra del Rosario es el Pan de Guajaibón, con 701 metros de altura, aunque este pertenece a la provincia de Pinar del Río.
Exactamente en Aspiro, en el municipio de San Cristóbal y al pie de la sierra, se localiza el sistema cavernario que bordea las márgenes correspondientes a la cuenca hidrográfica del río Taco Taco.
El topónimo Jardín de Aspiro se debe a un antiguo jardín botánico de nombrada importancia, creado en el siglo XIX por el naturalista José León Isidoro Francisco de la Trinidad Blain y Cervantes.
En este lugar confluyen historia, naturaleza y espeleología, en un escenario de importantes eventos históricos relacionados con las etapas aborígenes, coloniales - incluido el cimarronaje- y las guerras independentistas libradas por los mambises.
La caverna de mayor trayecto (El altar), con siete kilómetros de recorrido cartografiado, funciona como sumidero y resolladero del río.
El Altar presenta varios niveles de cavernamiento, galerías completamente inundadas, y otras donde corre el agua formando pequeñas cascadas, pozos donde es necesario nadar, y cuyas formaciones rocían a los espeleólogos cual regaderas de goteo natural.
Escalops tallados en la piedra gris con hermosas betas blancas que adornan los tubos de conducción forzada donde el agua en grandes crecidas del río corre con verdadera furia dejando siempre su marca.
También producto de estos eventos naturales se observan gruesos troncos de árboles trabados en el techo y en restricciones estrechas de la caverna, algunas convertidas en empalizadas y diques, que pueden cambiar el sentido de la corriente de agua.
Hay lugares más tranquilos que exhiben formaciones en forma de preciosos mantos blancos, satinados con el brillo de los pequeños cristales de carbonato de calcio que el agua deposita de forma irregular, y que al contacto con la luz relucen como lentejuelas.
El llamado manto de la Mariposa es uno de los más bellos y se encuentra coronado con gours, semejantes a fuentes del más puro mármol de Carrara italiano
En su trayecto, presenta galerías aéreas; se muestra en algunos lugares laberíntica, con sifones de hasta 12 metros de profundidad y abundantes sedimentos provenientes de la corriente del río.
Su función como sumidero y resolladero del Taco Taco, la hace soportar grandes presiones de agua, que desgasta la fuerte pero soluble roca caliza.
Como consecuencia de esto, en algunos lugares de esta espelunca se observan desde pequeños saltos de agua hasta cascadas de 10 metros de altura. Hay espacios donde el agua corre constantemente y, aunque los niveles del río sean extremadamente bajos, adentro la actividad acuífera continúa todo el año.
En las paredes donde el agua corre con furia, se observan las huellas dejadas por esta. Hay escasez de formaciones secundarias y el aspecto es de un tubo oscuro sin final.
En ocasiones se pueden ver pequeños roedores y anfibios adentro, que son arrastrados por las fuertes corrientes del río, y es común encontrar también camarones ciegos y totalmente despigmentados, que habitan en los extensos lagos activos todo el año en el interior de El Altar.
El estudio y cartografía realizados a esta caverna aun no concluyen, debido a las condiciones difíciles de trabajo que impone este sitio, donde la humedad relativa es bien alta y constante.
La hipotermia, en estas condiciones, acecha constantemente a espeleólogos e investigadores; para evitar esto la estancia en el lugar es limitada en tiempo, y el cuerpo debe ser protegido por trajes isotérmicos de neopreno.
Hoy queda mucho por investigar, galerías por descubrir y explorar, pero lo visto hasta la fecha da muestras de una belleza diferente a otras cavernas, hermosos contrastes de colores y variados tipos de espeleothemas en condiciones extremas.
Se destaca la presencia de un escaso pero interesante desarrollo de helictitas entrelazadas al centro de una gran geoda o concavidad reconstruida, en la pared de la espelunca aun bajo estas condiciones agrestes.
La galería de Los Ingleses, en un nivel superior, presenta hermosas flores de yeso; el acceso es difícil, pues las vías para subir parecen estar untadas de mantequilla, nombre dado a este difícil paso, para alcanzar a ver su belleza.
El final del recorrido del sumidero es un profundo lago, que recibe constantemente el impacto de una cascada de 10 metros de altura, un panorama impresionante que se mantiene activo ahí dentro hasta en la época de largas sequias.
Un espacio sifonado y profundo limita la salida de espeleólogos por el resolladero; solo el agua atraviesa este limitado espacio, y pasa seguir el largo curso del río hasta la desembocadura.
Mucho queda por descubrir dentro de esta laberíntica maravilla espeleológica, trabajo para los aventureros especialistas del carso, siempre dispuestos a penetrar las oscuras tinieblas cavernícolas y develar en ellas los mas lucidos tesoros naturales.

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