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jueves, 21 de enero de 2010

La cueva mágica del Montgó


Poblado desde hace milenios, el parque natural del Montgó ha desvelado otro de los secretos de su legendaria historia: la existencia de una cámara funeraria de origen eneolítico, datada entre los años 3000 y 2000 a.d.C, localizada en la Cova del Migdia, una cavidad prácticamente colgada de los riscos de la cara sur de la montaña, a unos 375 metros de altura.
Los científicos subrayan el gran valor del hallazgo, no sólo porque es extraño localizar un enterramiento en una cueva, sino porque en la sala se encuentran pinturas rupestres que evocan con trazos esquemáticos ganados de animales "con lo que estamos hablando de un enclave prehistórico de primer orden en el contexto europeo", señala el arqueólogo Marco Aurelio Esquembre. Los científicos intentan ahora concretar la vinculación entre los enterramientos y las pinturas, y en qué grado estas últimas reflejaban actividades de la vida cotidiana del clan familiar cuyos integrantes recibieron allí sepultura. "Estamos ante un gran panteón donde se efectuaban ritos de carácter funerario y debemos considerarlo patrimonio de la humanidad" agrega el arqueólogo municipal de Xàbia, Joaquim Bolufer.
Las excavaciones, financiadas por la Fundació Cirne de Xàbia, han comportado un extremo grado de dificultad debido a las dificultades de acceso de las tres bocas de la cueva. De ahí que haya sido necesaria la colaboración del equipo de rescate del Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante, cuyos integrantes utilizaron un helicóptero para trasladar el material arqueológico y abrieron una vía de acceso de seguridad para los científicos, quienes tardaban 45 minutos en llegar al lugar de la excavación, cuyas estrechas dimensiones les obligan a reptar para hacer su trabajo.
Ocupada sólo de forma esporádica, los cadáveres eran trasladados a la cueva desde otro lugar donde previamente se habían desecado, según otro de los arqueólogos, Juan de Dios Boronat. La razón de este desplazamiento puede estribar en el carácter mágico de la cámara funeraria, no sólo por las agrestes peculiaridades del paraje del Montgó, sino porque además a una hora concreta del atardecer la luz del sol entra por una de las cavidades de la diminuta sala funeraria, iluminando directamente el enterramiento. Boronat añade que también se encontraron restos del ajuar funerario: puntas de flecha de sílex, cerámica y adornos del collar.
Los arqueólogos han podido trabajar sólo sobre uno de los cuerpos "de unos 25 o 30 años, es decir, una persona mayor para la época", si bien todos los indicios apuntan a que es un enterramiento múltiple. Los restos se están sometiendo ahora a un estudio antropológico.

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