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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Las "joyas" del Cueva del Mirón


Las piezas aportan datos de gran interés para la cronología de distintos estilos de grabados rupestres de las paredes de las cuevas



Un omóplato con una cierva grabada, un colgante con un caballo grabado y un propulsor de asta son las tres piezas descubiertas en la Cueva del Mirón y que centran el artículo que abre el último número de la revista británica "Antiquity", una de las de mayor circulación internacional en el ámbito de la Arqueología.


El profesor Manuel González Morales, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria, y Lawrence G. Straus, del Departamento de Antropología de la University of New Mexico, Albuquerque, firman el artículo que está en primera plana de la prestigiosa revista.

El artículo se centra en las tres "joyas" de la Cueva del Mirón: tres piezas excepcionales procedentes de los niveles magdalenienses de la cueva situada en la localidad cántabra de Ramales de la Victoria. Estos tesoros son fruto de las excavaciones que ambos científicos coordinaron entre 1996 y 2007 y que dieron con un omóplato con una cierva grabada, descubierto en la campaña de 2004 y ya presentado al público. La gran novedad de esta publicación, por tanto, es el descubrimiento de las otras dos joyas: un colgante con un caballo grabado procedente de la campaña de 2006 y un propulsor de asta recogido en la de 2007. Estos tesoros se encuentran conservados en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.

Estas piezas, de una gran belleza, aportan datos de gran interés para la cronología de distintos estilos de grabados rupestres de las paredes de las cuevas, estableciendo una relación entre ellos y distintas fases de ocupación humana de la cueva del Mirón desde momentos muy antiguos del Magdaleniense, hace unos 18.000 años.

En cuanto al propulsor, responde al tipo más arcaico conocido en Europa Occidental y es la pieza más antigua de estas características recuperada en el contexto de una excavación moderna en la cornisa cantábrica. Fabricado en asta, se trata de un elemento modular que iría unido a un mango, seguramente de madera. El uso de los propulsores supuso una auténtica revolución en la caza del paleolítico Superior, al tratarse en sentido estricto de la primera máquina que multiplicaba la fuerza del cazador para lanzar un proyectil, contribuyendo a obtener un mayor alcance y precisión.

Las excavaciones de la Cueva del Mirón se financiaron, en sus últimas campañas, por diversas instituciones españolas y norteamericanas como la propia Universidad de New Mexico, la National Geographic Society, los ministerios de Educación y de Ciencia e Innovación y la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria.

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