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domingo, 25 de septiembre de 2016

A juicio el expolio de la cueva de Chave


El antes y un despues de una joya neolítica en  Huesca





La Fiscalía solicita para el empresario Victorino Alonso una condena de dos años y ocho meses de prisión y una indemnización de 14,3 millones


El Juzgado de lo Penal número 1 de Huesca acoge el juicio contra el empresario del carbón Victorino Alonso, acusado de dos presuntos delitos contra el patrimonio y contra el medio natural, por la destrucción de la Cueva de Chaves, considerada el más importante yacimiento neolítico de la Península Ibérica. Se encontraba en el pueblo deshabitado de Bastarás, convertido en coto de caza, dentro del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, en el Pirineo aragonés.

En sus declaraciones ante el juez, Alonso ha reiterado que desconocía la existencia del yacimiento. Ha culpado de lo ocurrido al Gobierno de Aragón por "la dejadez absoluta" en que estaba el yacimiento y no tenerlo bien señalizado. También al responsable de las excavaciones Vicente Valdellou, ya fallecido, quien pidió que se limpiara la cueva y, según Alonso, pudo inducir a error al administrador del coto, pues el palista limpió más de lo debido. El empresario minero ha indicado que él no daba órdenes porque "no era nadie" en la empresa que gestionaba el coto de caza, Fimbas, ni en la que realizó las obras, Ferpi, aunque ambas pertenecían al conglomerado de sus empresas.
La Fiscalía pide dos años y ocho meses de cárcel

La Fiscalía solicita para Alonso una condena de dos años y ocho meses de prisión y reclama una indemnización de 14,3 millones. En el capítulo de indemnizaciones llega al tope fijado por el juez, 50,9 millones de euros, que es la cantidad económica que consta en el primer informe que realizó en su día el director del Museo de Huesca y responsable de las excavaciones, Vicente Baldellou, ya fallecido. La defensa del acusado ha solicitado el sobreseimiento del caso al considerar que han prescrito los delitos de los que se le acusan, pero el juez ha rechazado la petición y le ha emplazado al momento de la sentencia.

Varios miembros de Ecologistas en Acción, organización que ejerce la acusación particular, han recibido al empresario a las puertas del Palacio de Justicia de Huesca con varias pancartas de protesta con el lema "Victorino no olvidamos". La confederación ecologista pide dos condenas de tres años de prisión como presunto responsable de un delito contra el patrimonio y de otro contra el medio ambiente. Pablo Malo, abogado de Ecologistas en Acción, ha mostrado su confianza en que los testigos ratifiquen su anterior testimonio, que indica que fue Alonso quien dio la orden de demoler el yacimiento.

Por su parte, Acción para la Defensa del Patrimonio Aragonés (Apudepa) reclama para el empresario tres años de prisión, multa de 288.000 euros y el pago de una indemnización de 50,9 millones de euros. Belén Belloqui, de Apudepa, ha destacado la "importancia y espectacularidad del yacimiento, un asentamiento que recoge la primera comunidad agrícola en Aragón, de los inicios del neolítico".

La representación legal del Gobierno de Aragón se postula únicamente como "actor civil" y reclama el pago de la indemnización de 50,9 millones, y, subsidiariamente, la de 14,3 millones establecida en el segundo de los informes periciales presentados.


2.247 metros cúbicos de sedimentos

En su declaración en 2012 como imputado, Alonso ya negó su relación con la gestión de coto y que conociera la existencia de la cueva, pero en el auto judicial se afirma que el empresario "tomaba las decisiones" de la sociedad Fimbas y que sabía tanto de la presencia del yacimiento como que "cualquier actuación en la cueva requería el imprescindible permiso de la Dirección General de Patrimonio".

Sin embargo, en 2007 se realizaron obras de acondicionamiento, ampliación y creación de pistas de más de ocho metros de anchura, una hasta la puerta de la cueva, así como represas y un embalse en los cursos de agua existentes en la finca de Bastarás. Según el auto, la empresa Ferpi Transportes y Obras, contratada por Fimbas, utilizó medios mecánicos de gran tonelaje para retirar unos bloquescaídos del techo de la cueva "que protegían y sellaban los niveles arqueológicos subyacentes". Es más, asegura que el yacimiento quedó afectado "de forma irreversible" al extraer 2.247 metros cúbicos de sedimentos. De ellos, 1.017 correspondían al nivel arqueológico del Neolítico y tenían un valor de 14.311.640,86 euros.
Importante yacimiento neolítico

El yacimiento neolítico de la Cueva de Chaves estaba considerado uno de los dos más importantes de la Península Ibérica, junto a la cueva de Or en Valencia. Las excavaciones arqueológicas se iniciaron en 1975 y tan solo se había excavado una pequeña parte de su superficie. No obstante, se habían encontrado ya desde un enterramiento de más de 6.000 años de antigüedad (un adulto que incluso conservaba un inusual anillo de hueso), a numerosos elementos de industria lítica, pasando por cantos rodados pintados, únicos en su género.

Hace más de 30 años un grupo de empresarios compró el pueblo deshabitado de Bastarás y su antiguo término municipal, y lo convirtió en un coto privado de caza. Vallaron su propiedad con una cerca de 20 kilómetros de longitud y soltaron en ella diversas especies de caza mayor, como ciervos, corzos y muflones. El vallado resultó polémico desde el principio, porque atraviesa cauces, zonas de servidumbre y de dominio público de diversos barrancos, porque ocupa terreno de monte público dentro del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, interrumpiendo el paso de un camino real, y porque contraviene la Ley de Caza.

A raíz de una visita en marzo de 2009 de los responsables del Museo Arqueológico de Huesca se conoció que el yacimiento había sido destruido en su totalidad, cuando todavía quedaba por excavar más del 90% del mismo. Los impedimentos para poder visitar la finca, unido a la pasividad y dejadez de las administraciones públicas en sus competencias de control y protección del patrimonio histórico -pese a su importancia, el yacimiento ni siquiera estaba declarado Bien de Interés Cultural- hicieron que no se conociera su destrucción hasta año y medio despuésde haberse producido.

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