La Cueva de las Lechuzas, en Tingo María, Huánuco, alberga aves, murciélagos, reptiles e insectos. Muchos turistas disfrutan de este espectáculo natural.
Huánuco. Un lugar que muchas veces pasa desapercibido por los turistas, pero que también demuestra la belleza de nuestro país. La Cueva de las Lechuzas, en las faltas de la cordillera de “La Bella Durmiente” en Tingo Maria, Huánuco, es una gran gruta de piedra caliza en donde viven colonias de aves, murciélagos, reptiles e insectos.
Los lugareños por error llamaron lechuza al ave de guácharo, la más numerosa en esta cueva. De allí que se haya quedado como la Cueva de las Lechuzas. Recordemos que algo parecido pasó con el Sótano de las Golondrinas, el colosal abismo en México.
Así, el guácharo es una ave nocturna que al igual que los murciélagos, navega por el sistema de ecolocación (emite sonidos e interpreta el rebote de éstos para poder captar las cosas).
Los turistas pueden observar la entrada de la gruta y unos metros del fondo, guiándose por expertos del lugar para conocer las especies que se pueden divisar hasta allí. Actualmente solo se ha explorado unos 400 metros de la cueva, y se desconoce su salida o a cuántos metros estaría el final.
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