Con tecnología de hoy en día, capaz de digitalizar casi cualquier cosa, representar el mundo en mapa plano y que este sea fiel al cien por cien sigue siendo un reto pendiente.
Este problema matemático tiene muchos siglos de antigüedad. Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XVI cuando Gerardus Mercator (1512-1594) puso la primera piedra para mejorar la representación gráfica del planeta Tierra en una superficie de dos dimensiones.
A su solución, que él aplicó por primera vez en 1569, se la conoce como Proyección de Mercator. Aunque actualmente se critica como símbolo de las desigualdades geográficas y de la arrogancia del primer mundo (África y Sudamérica se ven mucho más pequeñas de lo que son) la intención de Mercator era muy distinta. En realidad, lo que pretendía era facilitar la navegación de los marineros de la época, al diseñar un sistema en el que las trayectorias de los barcos pudieran trazarse en línea recta con las brújulas
Este astrónomo, geógrafo y matemático flamenco dedicó toda su vida a los mapas. Combinando sus diferentes especialidades, realizó aportaciones muy diversas a la cartografía. La más importante de ellas, su solución al problema de llevar a un plano el globo terráqueo, pese a ser una solución imperfecta sigue siendo muy útil y práctica. Por eso la tan denostada proyección de Mercator sigue plenamente vigente.
En la actualidad la mayoría de los mapas se basan en proyecciones modificadas o en una combinación de las anteriores, para corregir en lo posible las distorsiones. Entre las más usuales figuran la proyección policónica de Lambert, utilizada para fines educativos, o la de Winkel-Tripel, adoptada por la National Geographic Society en 1998 y cada vez más utilizada en atlas y libros de texto. Sin embargo, los mapas más utilizados hoy en día siguen fieles a Gerardus Mercator: los servicios online como Bing Maps, OpenStreetMap, Google Maps o MapQuest usan una variante de la proyección de Mercator. Y también los mapas rectangulares que se hacen hoy en día de otros mundos (Venus, Marte, o Mercurio por ejemplo) usan el sistema de Gerardus Mercator.
A su solución, que él aplicó por primera vez en 1569, se la conoce como Proyección de Mercator. Aunque actualmente se critica como símbolo de las desigualdades geográficas y de la arrogancia del primer mundo (África y Sudamérica se ven mucho más pequeñas de lo que son) la intención de Mercator era muy distinta. En realidad, lo que pretendía era facilitar la navegación de los marineros de la época, al diseñar un sistema en el que las trayectorias de los barcos pudieran trazarse en línea recta con las brújulas
Las proyecciones de tipo cilíndrico, como la de Mercator basan su representación en colocar un cilindro tangente a la esfera terrestre. El resultado muestra todo el globo en dos dimensiones, pero también presenta grandes distorsiones en las zonas de latitud elevada, cosa que impide apreciar en sus verdaderas proporciones a las regiones polares. Así, en los mapas basados en el sistema de Mercator, Groenlandia aparece casi tan grande como África, que en realidad es unas 14 veces mayor; o Alaska aparece similar en tamaño a Brasil, cuya área es casi 5 veces la de Alaska.
Este astrónomo, geógrafo y matemático flamenco dedicó toda su vida a los mapas. Combinando sus diferentes especialidades, realizó aportaciones muy diversas a la cartografía. La más importante de ellas, su solución al problema de llevar a un plano el globo terráqueo, pese a ser una solución imperfecta sigue siendo muy útil y práctica. Por eso la tan denostada proyección de Mercator sigue plenamente vigente.
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