«La cueva de Llonín no debe abrirse al público»
La Consejería de Cultura, Educación y Deporte del Principado de Asturias
sigue muy de cerca el estado y la evolución de los estudios en las cuatro
cuevas de la comarca que forman parte del conjunto artístico declarado
Patrimonio de la Humanidad. Asiste anualmente a la reunión de control convocada
para las tres comunidades autónomas con representación en este conjunto y, como
gestora, conoce al detalle las necesidades de las mismas. Es en este
conocimiento en el que se basa el director general de Patrimonio Cultural,
Adolfo Rodríguez Asensio, para afirmar que la cueva de Llonín, en Peñamellera
Alta, «no se debe abrir al público». Y no debe hacerlo por varios motivos, que
finalmente se resumen en uno, «su buena conservación futura».
Por un lado, «en Llonín no existe una urbanización del entorno que permita
el acceso de público», explica el experto. Y no existe, entre otras cosas,
«porque no se han terminado aún los estudios científicos». «Llonín no es una
cueva cómoda y fácil, no se podría abrir si no se urbaniza. Algo que en este
momento no se puede hacer», aclaró el dirigente regional.
La Covaciella, en Cabrales, por ejemplo, sí se puede afirmar que
«permanecerá cerrada». «Científicamente no estamos en disposición de abrirla ya
que, entre otras cuestiones, mantiene elementos de la época y, además, el
acceso y el movimiento por su interior requerirían también una adecuación». La
suerte de esta caverna en concreto, de la que muy pronto se conocerán nuevas
memorias acerca de las pinturas, es que dispone de una réplica a disposición de
los visitantes, cosa que no ocurre en Llonín. «Allí hubo un proyecto, se cerró
el estudio para la elaboración de una reproducción pero el país entero entró en
un declive que hace que hoy sea impensable esta inversión», señaló Rodríguez.
El director general afirma que también se sigue investigando en Tito
Bustillo o en el Pindal, la caverna que primero se descubrió dentro de la
comarca. En consonancia con lo indicado en el caso Peñamellera Alta, Rodríguez
insiste en que «no existe disposición para rescatar proyectos como los
planteados en el programa Paraíso Rupestre». En referencia a la declaración
como Patrimonio Mundial recordó a los ayuntamientos que «desde un punto de
vista económico y turístico este valor universal excepcional no tiene
beneficios», entre otras cosas porque «no se concedió para eso». Sí opinó, a
título personal, que Tito Bustillo «debería estar señalizada en las principales
vías de comunicación», pero recordó que «son muchos otros los recursos
culturales que también esperan ese tipo de indicadores».
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