Espeleólogos se descuelgan por la mina de Abanto para salvar a una cabra y su cría atrapadas sin comida desde hace 26 días
Un final feliz para una historia extraña. La mina Concha II de Abanto, la mayor explotación a cielo abierto de Vizcaya, fue el escenario de un complicado rescate de más de dos horas emprendido en la tarde de ayer para salvar a una cabra y a su cría de tres meses. La operación se realizaba cuando los animales llevaban ya 26 días atrapados en una grada de extracción del yacimiento, al filo de una caída con más de 80 metros de distancia hasta el fondo. Se trataba del tercer intento para socorrerles, después de que los animales rehusaran acercarse a los espeleólogos voluntarios, primero, y a los bomberos, después, que habían tratado de ponerles a salvo la pasada semana.
El propietario de los animales, José Antonio Quintana (segundo en la lista de candidatos a las elecciones municipales por la agrupación Indaz-Ezker Batua), fue ayer el primero en descender hasta el promontorio equipado con una vara de tres metros y un saco con forraje. Allí se encontraban sus criaturas, que ya han sido apodadas tras el incidente como 'Sobano, la cabra minera', de cinco años y raza azpigorri, y 'Conchito', un cabritillo que recibe su nombre de la propia explotación en la que ha estado a punto de fallecer de inanición. «Voy a cuidar mucho de ellas», prometía pletórico de felicidad a la salida de la mina, después de dar casi por perdidos a los rumiantes. Según reconoció, llevaban diez días sin comer nada desde que, el pasado domingo, la empresa propietaria -Abra Industrial- «prohibiera» el paso para alimentarles. «Antes iba cada dos días para bajarles algo de hierba empapada, ya que no les podía llevar agua», relató.
Quintana contó con la ayuda de cuatro miembros de la sociedad Burnia de espeleología. Uno de sus integrantes, Mikel López, defendía ayer que no había sido necesario correr grandes riesgos. «El mayor peligro era la caída de piedras, lo que hemos intentado prevenir andando por la esquina», puntualizó. No es la primera vez que colaboran en un rescate. El colectivo, con sede en Galdames, también ha formado parte en otras ocasiones de equipos de espeleosocorro.
Denuncia penal
La sociedad Burnia no es la única que se ha implicado en el rescate. La protectora de animales Aprova (Asociación Provida Animal) se encargó de realizar las «complicadas gestiones» que condujeron al rescate, ya que fue necesario obtener la aprobación de los propietarios del terreno y el beneplácito de la dirección de Minas del Gobierno vasco, entre otros. Dos portavoces del colectivo, Toñi Esteban y Belén Quilez, explicaron que el pasado viernes interpusieron una denuncia penal contra Agruminsa -antigua explotadora de la mina- ante la Ertzaintza por «maltrato y crueldad sobre los animales». «Consideramos que han estado sufriendo. Al no permitir llevarles comida, estaban dejándoles en una situación de indefensión que les podía incluso provocar la muerte», acusaron.
Fue precisamente un representante de Abara Industrial y Agruminsa, Javier González, el que permitió al final el paso de los rescatadores después de hacerles firmar un escrito que eximía a la firma de toda responsabilidad en caso de accidente. «Yo he estado acojonado viéndoles a ellos», aseguró cuando finalizaba la operación. Ayer él ya tenía constancia de la denuncia interpuesta por la protectora, aunque argumentó que se han seguido los pasos necesarios. «Lo que se ha pedido siempre es que una institución pública diera el visto bueno»,
1 comentario:
Buen trabajo el de la Sociedad Burnia.
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