.

.

sábado, 26 de febrero de 2011

Rescatados de la oscuridad

Un simulacro de 20 horas pone a prueba las emergencias espeleológicas en la cueva Artekona de Galdames



140 metros la oscuridad es absoluta, los riscos y pozos acechan desde todos los rincones y la humedad y el frío minan la resistencia. En ese medio los errores se pagan caros y hasta el rescate más sencillo requiere del esfuerzo conjunto de decenas de personas. Para todos ellos el entrenamiento es vital, razón de más para que la Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología del Gobierno vasco organice este fin de semana en Galdames un simulacro de casi 20 horas de duración. Desde primera hora de la mañana de ayer y hasta bien entrada la madrugada de hoy, diez espeléologos de la Ertzaintza y medio centenar de especialistas voluntarios venidos de toda España se ejercitaron con el rescate de dos heridos en la cueva Artekona.


A las nueve de la mañana la pequeña plaza de San Pedro, en Galdames, se transforma con la llegada de una veintena de todoterrenos, varios de ellos rotulados con los emblemas de la Ertzaintza y la Cruz Roja. A su alrededor charlan animadamente hombres con casco minero, hatillos de cuerda enrollados al hombro y forros polares con argollas tintineantes. Entran y salen de un local anexo al Ayuntamiento donde en cuestión de minutos se ha formado un puesto de mando.

David Díez Thale da instrucciones a los voluntarios sobre un plano. «Vamos a tener dos camillas en funcionamiento instaladas a una profundidad aproximada de 140 metros y vamos a cablear todo con genófonos y comunicaciones», ordena. Él es el coordinador general de rescates de la unión de espeleólogos vascos, y de su trabajo depende que las 60 personas que van a entrar a la cueva Artekona no se entorpezcan y colaboren para completar el salvamento. «Es necesario ir repitiendo estos ejercicios, no perder las técnicas y unificar criterios», advierte Albert Calzada, de la federación de espeléologos de Cataluña.

36 kilómetros de grutas

Esta cueva de Galdames forma parte del mayor sistema de grutas de toda la comunidad autónoma, que alcanza los 36 kilómetros de laberintos subterráneos interconectados. Por eso uno de los principales miedos de la organización es que alguien se extravíe, ya fatigado, durante la madrugada. Txema Onraita, del Grupo Espeleológico de Álava (GEA) lleva una lista de todos los que se acercan hasta la boca de entrada y mantiene la comunicación constante con el puesto de mando.

También es indispensable conocer la cueva. La de Artekona no tiene secretos gracias a la Sociedad Espeleológica Burnia, que ha explorado sus recovecos hasta en cuatro ocasiones durante el último mes. Uno de sus portavoces, Javier García, advertía pese a todo de sus principales peligros. «Hay una boca de entrada vertical -con una caída de 15 metros seguida por otra de 60- y luego se abren dos vías, la de Txukula y la OSV», relata. En cada uno de los extremos de ambas se ubicó ayer un herido. «La primera tiene una zona con riesgo de caída de piedras y la otra, el problema de ser más estrecha».

El que menos experiencia tiene en Burnia lleva solo un año bajando a las cuevas y por eso le ha tocado hacer de la víctima más cercana. Se llama Raúl Fernández y reconoce estar nervioso. «Espero que me aten bien», comenta a sus compañeros. Pese a todo, la cueva de Artekona es hoy algo más amable de lo habitual. «No tiene mucha humedad y la temperatura es de 12 grados», aclara García.

No obstante, ha llovido la noche anterior y la bajada inicial estará mojada, lo que se une a los angostos pasillos que alargan hasta las dos horas la llegada de los rescatadores a la víctima más lejana. Después hay que habilitar entre todos una salida viable para las camillas y formar cadenas humanas que ayuden a sacar a los heridos. «Al final todos contamos con la solidaridad y el trabajo voluntario de los compañeros»,

No hay comentarios: