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viernes, 28 de mayo de 2010

Cuevas y simas



En tierras castellonenses existen más de tres mil cuevas y simas catalogadas, todo un mundo subterráneo lleno de paisajes, historias y leyendas.

Algunas de esas cavidades son bien conocidas por el gran público, como es el caso de las Grutas de San José de la Vall d’Uixó o los santuarios de la Virgen de la Cueva Santa y el de la Balma. Pero el resto, o sea, la mayoría, están reservadas a los habitantes de las zonas en las que se encuentran y, por supuesto, a los espeleólogos que aquí han trabajado sistemáticamente desde mediados del siglo XX.

La mayor parte de ellas tiene un nombre, una denominación que en ocasiones hace referencia a historias de otros tiempos. Así, la Cova dels Lladres de las cuestas de Orpesa o la dels Malandrins en las de la Pobla , situadas en lugares estratégicos junto a importantes vías de comunicación, remiten a épocas de bandoleros y salteadores de caminos.

Las cuevas también han formado parte de la vida de mucha gente que las ha utilizado como escondite en tiempos de guerra, como lugar de trabajo muchas veces clandestino, como refugio ganadero, como aislamiento eremítico o como vivienda, por citar algunos de sus usos. Y sobre ellas se han construido leyendas de apariciones terribles, cuentos que en el fondo tenían la finalidad de alejar a pastores y a gente del campo de sitios físicamente peligrosos.

Y es que como afirma Josep Lluís Viciano, pionero de la espeleología castellonense y autor de interesantísimos libros sobre el tema, “treballar sobre algun paratge de la nostra terra i vore el lloc que ha ocupat en la vida dels homes que sobre ell han viscut, ajuda a comprendre el nostre passat”.Por Elena Sánchez

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