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martes, 27 de abril de 2010

los bosques en euskadi




El silencioso SOS de los robles vascos
Investigadoras de la UPV constatan que los bosques autóctonos se expanden en Euskadi w Pero avisan de que los robledales de Gipuzkoa y Bizkaia podrían desaparecer en un futuro si no se adoptan medidas

Un bosque, un hombre, dos caminos y una elección. La película no tiene título, podría ser cualquiera, todos la hemos visto. El protagonista titubea, se rasca la barbilla. Si elige bien, se adentrará en un bosque frondoso, lleno de vida, con mariposas que sobrevuelan diversas especies vegetales. Si se equivoca, las ramas secas rozarán su cuerpo, se expondrá al peligro de enormes bestias y se enfrentará a un espacio inhóspito, prácticamente impenetrable.

Ficción. Pura ficción. Los bosques de Euskadi no permiten esos dilemas, pero tras la ventanilla del coche, mientras el sol luce y algunos urbanitas buscan disfrutar de un fin de semana de recreo, algunas escenas producen desazón. O deberían producirla.

Comenzamos con una buena noticia, la que ofrece el equipo de investigación de Ecología Forestal y Recursos Naturales de la Universidad del País Vasco, liderado por la bióloga Miren Onaindia. Llevan 20 años estudiando la situación de las superficies forestales de Euskadi y han descubierto que los bosques autóctonos se están expandiendo. La explicación tiene dos vertientes. "Por un lado está la actuación de regeneración de montes públicos y, por otro, la sucesión natural en zonas de matorral, que al no tener un tipo de uso evolucionan hacia la formación forestal", explica Miren Onaindia. La bióloga dirige un equipo de ocho mujeres que parten de una premisa tan obvia como en ocasiones denostada: que los bosques son necesarios para el desarrollo de muchas actividades y para el bienestar humano.

Aunque la superficie forestal en Euskadi ocupa un 68% del territorio, un porcentaje bastante elevado, el estado de la biodiversidad varía mucho. Mientras en Araba las frondosas ocupan la mayor extensión, en Bizkaia y en Gipuzkoa predominan las coníferas, es decir, las plantaciones forestales.

cuestión de titularidad "La situación es muy diferente en los distintos territorios. En Araba la mitad de los bosques son de titularidad pública, pero en Bizkaia y en Gipuzkoa llegan escasamente al 10%", explica Onaindia. "Esta es una de las razones para explicar la diferencia en el tipo de gestión forestal en los distintos territorios".

Según explica la investigadora, en Araba se han dado unos criterios de gestión más orientados a la conservación de los bosques, en general. "Sin embargo, es cierto que hay cada vez mas propietarios que realizan plantaciones con especies caducifolias de crecimiento más lento, bosques protectores y que mantienen la biodiversidad animal y vegetal".

Las zonas más afectadas por las plantaciones son las atlánticas, las que se sitúan por debajo de los 600 metros y donde crecen de manera natural los robledales. "Los robles se asientan sobre suelos fértiles y profundos, ideales para las plantaciones", cuenta la investigadora Ibone Amezaga. "En Bizkaia los robledales ocupan dos o tres hectáreas de media, una superficie casi imposible de mantener, y este hecho nos alerta de que en un futuro podrían desaparecer".

El tamaño de las manchas o rodales es importante, ya que los bosques que están muy fragmentados, es decir, que se encuentran formando pequeños rodales y separados entre sí, tienden a ser invadidos por especies no forestales y su evolución, si el tamaño es muy pequeño, es la desaparición. "Ocurre con muchos robledales en Bizkaia y Gipuzkoa, que se encuentran muy fragmentados y forman pequeñas manchas en vaguadas, entre las plantaciones de pinos y entre los prados. Creo que la pérdida de estos bosques es una pérdida de patrimonio natural inaceptable si valoramos nuestro medio ambiente y nuestra cultura", reivindica Amezaga.

Todavía no hay nada perdido. "Se pueden plantar especies forestales para la regeneración forestal", propone Onaindia. "La regeneración no es rápida como se puede suponer, ya que un bosque necesita muchos años para llegar a su estado de madurez. Sin embargo, en zonas actualmente ocupadas por plantaciones forestales de pinos, por ejemplo, se puede conseguir una regeneración del bosque, dejando crecer las especies que se desarrollan espontáneamente debajo de los pinos. Aunque el proceso sea lento, lo importante es comenzar a ponerlo en marcha, como se está haciendo ya en algunas zonas de titularidad pública así como de titularidad privada".
proyecto europeo El trabajo de estas nueve mujeres conecta con el de otros equipos internacionales que cogen muestras en los bosques y estudian cartografías para ofrecer diagnósticos certeros. Todos forman parte del proyecto europeo Evaluación de los Ecosistemas del Milenio. El objetivo es analizar el estado de la biodiversidad, algo muy relacionado con la normativa que regula la gestión de las plantaciones.

Para Ibone Amezaga, el simple cumplimiento de la normativa debería de llevar a mejorar la gestión de las plantaciones desde el punto de vista de la conservación de la biodiversidad, conservación del suelo etc. "También hay que aclarar que nunca un pinar o un eucaliptal (especies de hoja perenne, es decir, que no dejan caer la hoja en otoño), podrá albergar la misma biodiversidad que un bosque autóctono como el bosque mixto que es de hoja caduca".

Aunque la situación de los robledales en Euskadi es generalizada, existe una excepción. "En Arratzu se encuentra un robledal muy grande que es un modelo a seguir: en él se encuentran muchas especies, son especies que muestran una gran madurez… Las funciones del ecosistema se cumplen muy bien en este robledal", cuenta Onaindia.

No es un asunto baladí. El estado de los bosques está directamente relacionado con la calidad del aire, el agua o el suelo. "Resulta muy difícil valorar el impacto económico que puede suponer tener el agua o el aire contaminados -concluye Amezaga- pero la sociedad tiene que empezar a valorarlo".

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