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martes, 2 de febrero de 2010

Gruta de Fuentemolinos


La sierra de La Demanda, en la localidad burgalesa de Puras de Villafranca, encierra una gruta, cuya belleza y singularidad la sitúa como una de las más importantes de mundo. Varias bocas de mina de manganeso, sin explotación desde el año 1965 y de las más antiguas de España, se abren en la falda del monte ‘La Cuesta’, junto a la gruta natural de Fuentemolinos, por la cual aflora un pequeño río cuyas aguas abastecen a los habitantes de Puras de Villafranca.
La característica principal de la Cueva de Fuentemolinos radica en que se formó en un tipo de roca denominada conglomerado calizo o pudinga, depositada hace unos 35 millones de años, que se caracteriza por ser una amalgama de cantos silíceos de diferentes tamaños cementados.
Aunque este tipo de roca es carstificable, es decir, que puede dar origen a cavidades, es poco común la formación de cuevas de gran desarrollo, como es el caso de la Cueva de Fuentemolinos.
Antecedentes
La exploración de esta gruta se remonta al año 1959, por parte de Félix Ruiz de Arcaute (uno de los padres de la espeleología española), José Luis Puente y varios lugareños, que realizaron un plano del ‘Gran Cañón’, galería principal por donde circula el río.
Habrá que esperar dos décadas hasta que en 1975, el Grupo Espeleológico Niphargus, tome el relevo, realizando una completa exploración y un detallado mapa de la cavidad en el cual se reflejan 4.086 metros de conductos subterráneos. Gracias a esta labor, hoy en día la Cueva de Fuentemolinos se sitúa como la sexta cavidad más importante a nivel mundial.
De recorrido esencialmente horizontal, debe su origen a una corriente de agua subterránea que, favorecida por una diaclasa, ha disuelto la pudinga horadando una cavidad longitudinal en tres niveles.
A la gruta se accede desde el exterior por dos entradas, una pequeña gatera seca de 7 metros de longitud, y por el nivel activo, conducto más amplio que se encuentra cerrado al hallarse a pocos metros de la boca una captación de agua.
Ambos accesos conducen, tras superar una cascada, al ‘Túnel de los Concejales’, de 50 metros de desarrollo, que desemboca en un amplio cañón que llega a alcanzar los 25 metros de altura y por donde discurre el río hasta que a los 1.700 metros de recorrido un angosto laminador detiene la progresión de los espeleólogos. Esta estrechez fue objeto de exploración en el verano de 1979 por espeleobuceadores franceses del Spéleo Club de Montpellier que tan solo pudieron avanzar 150 metros.
Un gran desprendimiento de bloques en el cañón da acceso a los niveles superiores de la cavidad, denominados por los exploradores como ‘2º y 3º Piso’.
Las columnas, estalagmitas, banderas, coladas y estalagtitas engalardonan las galerías superiores, siendo el ‘3º Piso’ de 850 metros de recorrido, donde los espeleotemas cobran su máxima expresión. Las excéntricas, desafiando la gravedad, se localizan en varias zonas del techo. Los gours enlosan el suelo mientras coladas que pasan del blanco más puro a tonalidades que van de los marrones a negros debido al manganeso y diferentes óxidos, tapizan las paredes.
Toda una maravilla preservada durante miles de años y que ahora, gracias a los espeleólogos del grupo Niphargus todos podemos contemplar a través del equipo de fotógrafos de www.espeleofoto.com
Pero, todavía nos aguarda una gran sorpresa inimaginable, un pequeño lago donde podemos ver en su borde pequeñas repisas de calcita, unas encima de otras y separadas entre sí por macarrones. Un capricho de la naturaleza originado por el nivel fluctuante del agua durante milenios y que ha ido depositando estas pequeñas láminas de carbonato cálcico como si de hojaldre se tratase.
El tercer piso finaliza al interponerse en su camino una colada que colmata la galería a tan solo 50 metros de la salida al exterior, por lo que se supone que esta cavidad, en un tiempo pretérito, pudiera haber tenido una tercera entrada.
La visita de la Cueva de Fuentemolinos requiere un comportamiento exquisito por parte del colectivo de espeleólogos, con el fin de preservar este regalo de la naturaleza. Por otro lado, la empresa Beloaventura (www.beloaventura.org) vela por la protección de esta gruta y nos ofrece la posibilidad de realizar una visita a esta cavidad si no tenemos conocimientos adecuados.

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