El Pozo Azul revela un quinto sifón y más de un kilómetro nuevo de cueva
El Pozo Azul de Covanera sigue sin tener fin. Al menos el ser humano aún no lo conoce. Esta cavidad, a tramos inundada y a tramos con galerías aéreas, ha vuelto a deparar nuevas sorpresas en la campaña 2014. Los buceadores Jason Mallison y René Houben (británico y holandés) regresaron a media tarde de ayer a la superficie, un día antes de lo esperado, tras pasar tres y dos noches respectivamente explorando las entrañas de la tierra entre la depresión del alto Ebro y el páramo.
Las noticias que sacaron a la superficie hablan de más de un kilómetro de cavidad nueva descubierta, de un quinto sifón (tramo inundado) y de nuevas sorpresas de un lugar conocido como «el Everest del espeleobuceo», que ya marcó un récord mundial de longitud en 2009.
Xesús Manteca, miembro de la equipo que durante las semanas previas había trabajado en la preparación del ‘asalto’ al Pozo Azul, explicaba los avances logrados a partir de la cavidad aérea conocida como ‘Razor II’ donde se quedaron los buceadores el año pasado: esta parte seca tendría unos 500 metros de longitud, en cuyo extremo final surge el quinto sifón de la cueva.
La parte inundada tendría solo 100 metros, una distancia insignificante en comparación con los más de 5 kilómetros que tiene el gigantesco segundo sifón, pero incorpora la característica de que deja de ser un tubo simple para convertirse en algo «muy caótico», con varias entradas y salidas, lo que podría abrir la puerta a futuras exploraciones.
Tras el quinto sifón ha aparecido otra galería aérea, de la que Mallison y Houben habrían recorrido unos 500 metros, y a partir de ahí de nuevo la incógnita de cómo y por dónde continuará, algo que queda para próximas campañas. Además, en la galería conocida como Tipperary que separa los sifones 2 y 3, se ha comprobado que su longitud ronda los 500 metros por encima de lo ya estimado.
Con todo ello el desarrollo del Pozo Azul burgalés se iría por encima de los 13 kilómetros, todos ellos bajo tierra y con una buena parte inundada. Un reto de categoría mundial al alcance de muy pocos que solo se atreven a afrontar espeleobuceadores muy experimentados.
Toca celebrarlo. Tras el regreso de la pareja ‘de punta’, como se la conoce en términos técnicos, el equipo de británicos, holandeses y españoles que compone la expedición continuará unos días en Covanera para recoger el material que aún permanece en la cueva. Será el momento para las celebraciones tras este nuevo hito.
Las expediciones al Pozo Azul se remontan a los años 60 y 70, pero fue a partir de los 90 y especialmente mediada la década de los 2000 cuando vivieron los mayores impulsos de la mano de equipos internacionales
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