Ha llegado el momento de luchar contra el despilfarro que ha llevado a España a la ruina. Es nuestro deber dar nuestra visión en un campo en el que llevamos trabajando, con reconocido éxito, más de cuarenta años.
La unión hace la fuerza y todo sale mucho más barato en las "grandes superficies" que en las "boutiques" exclusivas. Claro que lo exclusivo permite presumir, aunque sea un fiasco. De ahí nuestra apuesta por un rescate ordenado, coordinado y unificado para toda España que permita la máxima eficiencia, eficacia y efectividad de los recursos puestos a disposición de los ciudadanos por las diferentes administraciones públicas en este asunto del rescate en montaña. Algo que ni siquiera se ha intentado, más bien se ha hecho todo lo contrario. Y ahora, toca pagar los platos rotos. Algo que no harán los responsables del desaguisado sino, como en todo lo demás, los ciudadanos y contribuyentes.
Queremos dejar bien claro, de entrada, que somos contrarios al cobro de los rescates en montaña. Estudios realizados por nuestro grupo, ponen de manifiesto que los gastos de rescate "son el chocolate del loro", lo auténticamente caro es la asistencia sanitaria, las bajas laborales y las indemnizaciones por incapacidad o muerte. Por otro lado, pensamos que tampoco puede ser la ley del "todo gratis", porque va claramente en contra del estado del bienestar. La solución está en que un seguro cubra estos gastos. Y, de la misma manera que los esquiadores pueden asegurarse por un día en una estación de esquí, los usuarios de la montaña deberían poder disponer de seguros de día, de semana o de mes para poder disfrutar de sus vacaciones o fines de semana en la montaña. Porque los conceptos de "imprudencia temeraria", "negligencia", "tasa disuasoria" son harto vagos e imprecisos. ¿No es imprudencia temeraria fumar o beber en exceso o, incluso, correr delante de los toros? ¿No es una negligencia no seguir hábitos de vida saludables como la dieta mediterránea o el ejercicio físico diario? ¿Ha servido para mucho subir los impuestos del tabaco o el alcohol? Y, sin embargo, nuestro sistema sanitario soporta todos los efectos del sobrepeso, el tabaquismo, el alcoholismo, y tantos otros. ¿Dónde se pone el rasero? ¿No están cometiendo las CCAA agravios comparativos entre sus ciudadanos, cubriendo los excesos de unos y penalizando los errores de otros? Porque, al fin y al cabo, muchos de los que se accidentan en montaña es por haberse enfrentado a riesgos que desconocían. Es muy diferente el concepto de "correr un riesgo" que el de "asumir un riesgo". Para asumir un riesgo hay que conocerlo y percibirlo. La mayoría de los turistas de montaña ni los conocen, ni los perciben. Mientras que los ciudadanos estamos muy bien informados de los riesgos que conlleva el tabaco, el alcohol, el sobrepeso, los toros, conducir con sueño, etc. y, sin embargo, los asumimos. A pesar de ser conscientes de ello, caemos en el error y la Administración corre con los gastos de nuestra asistencia sanitaria.
Está muy claro, y así lo demuestra cualquier estudio medianamente serio, que no son los "montañeros" los que han incrementado el número de accidentes y de rescates en montaña, sino esa gran masa de "turistas" sin ninguna formación sobre la actividad que realizan y sus riesgos, que acude a las montañas empujados por la masiva propaganda de las Comunidades Autónomas, deseosas de explotar ese turismo de montaña capaz de crear riqueza y fijar población en unas áreas geográficas que, de otra manera, se verían abocadas a la despoblación y la pobreza. Una iniciativa muy loable, pero que tiene como "efectos colaterales no deseados" los accidentes de montaña. Según nuestros estudios, con sólo un 0,2% del volumen de negocio que genera la explotación del turismo de montaña que tanto estimulan (3.000 millones de euros en Aragón en 2010), que tan pingües beneficios les reportan, pero que es a la vez el principal culpable de los accidentes, podríamos hacer unos programas de prevención que, en poco tiempo, disminuirían la morbi-mortalidad que actualmente existe. Y nos referimos a prevención, planificada por verdaderos profesionales del tema, con experiencia contrastada (los hay y muy buenos), no la que ahora diseña el primer amiguete que se acerca a la Administración con una ocurrencia que no tiene ni pies ni cabeza, ni mucho menos fundamento ni futuro.
Pero no, son cicateros en eso, porque es una faena sorda, dura y oscura. Por eso prefieren despilfarrar el dinero a manos llenas en duplicar servicios de rescate que para nada hacen falta recrecer, pero permiten hacerse fotos con helicópteros al lado y gente uniformada celosa de sus prebendas, que les haga la ola, que les jalee y aplauda. Una pena. Y una vergüenza cuando se utiliza dinero público. Porque así no disminuiremos el número de accidentes, aunque multipliquemos el número de rescatadores para que, cuando lleguen las vacas flacas -como ahora- nos intenten cobrar o supriman de un plumazo la atención al ciudadano de la que tanto han presumido a todas horas.
Los intereses creados en algunas comunidades autónomas españolas por el despilfarro que ha supuesto la creación de grupos de socorro en montaña autonómicos duplicando e, incluso, suplantando –a mayor gloria de algunos gestores– los servicios de la Guardia Civil al respecto, trae en esta época de crisis el llanto y el crujir de dientes que para nada contemplan las necesidades reales y económicas de los contribuyentes.
Puntualizaciones
Sirvan al respecto para apoyar esta opinión algunas puntualizaciones:1.- El 40% de los rescates en montaña que se realizan en España, se hacen en Aragón, Comunidad pionera y piloto en estos asuntos, dadas sus necesidades, y que es de suponer que algo sabe al respecto, habiendo estado abierta a compartir su experiencia con cuantos se lo han solicitado. Otra cosa es que algunos hayan preferido actuar por su cuenta a mayor honor y gloria de no se sabe muy bien qué ni quién.
2.- En su momento, la Comunidad Aragonesa decidió apostar en el rescate en montaña por la Guardia Civil por los siguientes hechos:
2.1. Es el equivalente a la Gendarmería francesa que hace el rescate en Francia, lo que facilita los encuentros y colaboraciones en el contexto europeo.
2.2. Es la policía judicial que, al realizar un atestado acompañado de un parte de lesiones firmado por el facultativo médico que les acompaña, cumple todos los requisitos legales exigibles en relación con las responsabilidades que puedan demandarse. Estos hechos no ocurren en otros grupos de rescatadores que se han ido creando, con la mejor voluntad, pero sin el crédito legal necesario. Lo que en ocasiones complica mucho las actuaciones.
2.3. Son, además, un servicio público y profesional que realiza otras labores, además del rescate en montaña, por lo que se rentabiliza su coste.
2.4. Reciben formación específica durante nueve meses, para su especialización en el rescate en montaña, y son reevaluados semestralmente en los respectivos planes de instrucción invernales y estivales, lo que garantiza la calidad de su nivel físico y técnico permanentemente.
3.- En su momento, Aragón impulsó la creación de la SEMAM (Sociedad Española de Medicina y Auxilio en Montaña) cuyo próximo Congreso se desarrollará en Chía-Valle de Benasque (Huesca) del 20 al 23 de septiembre de 2012, en la cual pueden intercambiar sus conocimientos todos los interesados en la seguridad, la asistencia y el rescate en montaña: www.semamweb.com
4.- Durante muchos años, la Guardia Civil ha representado a los rescatadores españoles en la Comisión Internacional de Socorro Alpino (CISA-IKAR), transmitiendo cuantos avances han captado a través de su CAEM (Centro de Adiestramientos Especiales en Montaña) emplazado en Candanchú, junto a las ruinas del histórico hospital de Santa Cristina del Somport, y única escuela de rescate en montaña legalmente reconocida y establecida en España, cuyos servicios nos consta, porque periódicamente los utilizamos (para la formación de los médicos y enfermeros que participan en el rescate en Aragón), colabora con quien –de la forma legalmente establecida– oficialmente lo solicita.
5.- El General de la Guardia Civil responsable de la Guardia Civil en Andalucía es nada menos que D. Laurentino Ceña Coro, mundialmente reconocido como uno de los pilotos con mayor experiencia en el tema de los rescates en montaña. Si quienes están cerca de él no se dignan en aprovechar su experiencia, no saben lo que pierden.
6.- La Guardia Civil de montaña realiza el rescate con cargo a los presupuestos del Estado. Duplicar los grupos de rescate, como se ha hecho en algunas CCAA, nos parece un auténtico despilfarro que, como es lógico, debe asumir cada Gobierno Autónomo (y sus contribuyentes).
7.- Los grupos de rescate en montaña de la Guardia Civil están reconocidos internacionalmente entre los cuatro mejores del mundo, junto con Francia, Suiza y Austria. Habría que exigir, si se duplican los servicios que, para enmendarle la plana a la Guardia Civil, quien lo haga demuestre estar a un nivel similar o superior al de ellos.
8.- La cacareada formación como especialistas de algunos “rescatadores”debería ser debidamente contrastada con arreglo a criterios internacionalmente aceptados, antes de reconocerlos al nivel que ellos pretenden.
9.- Al final, es evidente que la Guardia Civil se terminará haciendo cargo del rescate en montaña en toda España por motivos que son obvios a cualquier verdadero experto. Algo que desde Aragón propusimos hace más de treinta años y a lo que vamos a llegar tras un despilfarro vergonzoso, que ha sangrado a todos los españoles, dando un montón de palos de ciego.
10.- Esperamos que, por la parte que les toca, las CCAA sepan asumir el costo de la “medicalización” de los GREIMs de la Guardia Civil, dotando a los grupos del rescate del apoyo de un sanitario (dependiente del 061 o el 112), en vez de despilfarrar dinero en unos grupos de rescate paralelos de discutible eficacia, efectividad y eficiencia, porque –como decía Urs Wiget (médico suizo, Presidente de la Comisión Médica de la CISA hasta 2002)-“la analgesia en el lugar del accidente, es un derecho humano”.
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