Los eucaliptos de Galicia están afectados por la plaga de un insecto llamado Gorgojo del Eucalipto. La Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel e Cartón (presidida por el Consejero delegado de ENCE), con la colaboración de la Asociación Forestal de Galicia, la autorización de la Xunta de Galicia y algunos ayuntamientos, han puesto en marcha un plan para fumigarlos masivamente con un tóxico insecticida cuya venta estará prohibida en toda la Unión Europea en menos de 4 meses.
Este agresivo producto perjudica el medio ambiente y afecta en especial a las larvas de las abejas, poniendo en serio peligro su supervivencia. De hecho estas fumigaciones podrían suponer la extinción casi total de las abejas gallegas, ya en peligro de desaparición entre otros motivos por el continuo uso de pesticidas neurotóxicos.
La Asociación Galega de Apicultura ya ha dado la voz de alarma y ha solicitado la suspensión de las urgente fumigaciones interponiendo denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente junto con otras organizaciones unidas en la Plataforma http://fumigacionsnon.org/ preocupada por la muerte de las abejas que producen la deliciosa miel gallega y otros productos y por la masiva contaminación inminente de las tierras y las aguas de Galicia. Más grave aún: las abejas son vitales para la fecundación de numerosas plantas, entre ellas aquellas de las que nos alimentamos los seres humanos. Su desaparición provocaría el colapso de la agricultura y la apicultura en Galicia, y condenaría a los gallegos a la dependencia alimentaria del exterior de manera indefinida.
Existen métodos mucho menos agresivos para acabar con el insecto que afecta a los eucaliptos, por eso es difícil entender por qué el empeño en usar este tóxico producto cuando existen otras alternativas. Algunos sospechan que tras este plan está el interés por vender un enorme stock del insecticida antes de que entre en vigor su prohibición. Además existe una Directiva europea que prohibe fumigar desde el aire cuando existen otros métodos.
Debemos movilizarnos para salvar las abejas y el resto del ecosistema gallego. Nos jugamos un equilibrio ecológico vital para nuestra supervivencia. Pídele a la Xunta y a la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel e Cartón que detengan inmediatamente estas fumigaciones.
¡Ni una gota de este veneno sobre los montes gallegos!
Galicia es una inmensa plantación de eucaliptos. El árbol en sí es bonito pero cabe recordar que no deja de ser, para Galicia, una especie invasora por voluntad humana a la que nos hemos ido acostumbrando.
La implantación del eucalipto en Galicia no responde a otra cosa mas que a los intereses de la industria papelera comandada por la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (ASPAPEL). Por otra parte, no deja de ser una fuente de ingresos para los silvicultores propietarios de montes de eucaliptos por lo cual también cabe una enardecida defensa de los eucaliptales por parte de no pocos paisanos.
Y, sin embargo, el eucalipto no deja de ser una gran desgracia ecológica para Galicia.
Aún más ahora que está afectado por el goníptero y la respuesta de la Xunta de Galicia es apoyar la fumigación masiva desde el aire con flutenoxurón (Cascade), un peligroso producto prohibido por la UE.
Este producto fitosanitario no solo es, con toda probabilidad, mortal para las abejas y los peces sino que, fumigado desde el aire, se incorpora a la cadena alimentaria y termina acumulándose irreversiblemente en el cuerpo humano. Lamentablemente sus consecuencias nos pasan desapercibidas pero, como con todos los tóxicos acumulativos, es bastante probable que contribuyan a que “disfrutemos” de una ancianidad gravemente enferma con las más espantosas consecuencias de una senilidad patológica.
Lo criminal es que la gente que nos gobierna apoye de forma tan descarada intereses económicos que van claramente en contra del medioambiente y la salud pública. Los únicos beneficiarios de esta decisión son la industria papelera, los silvicultores que viven de ella a costa del bien común de Galicia y la empresa (BASF) que comercializa un producto que ya no podrá vender a partir del agosto de 2012 por haberse acordado así en el seno de la UE.
Al margen de este claro abuso de poder al servicio de intereses económicos privados se encuentra toda la población gallega y sus intereses en un campo tan delicado como el medioambiental y sanitario. Insisto, es criminal una decisión que puede afectar gravemente la salud de las personas. Aunque tal afirmacións solo fuera una sospecha la actitud de la Xunta de Galicia es tan reprobable que no tiene justificación alguna.
La actitud de la Delegación del Gobierno frente a un problema tan sensible es prepotente y chulesca llegando al punto de prohibir manifestaciones en contra de las fumigaciones.
Cierto es que la Xunta de Galicia defiende la fumigación desde el aire como la única alternativa posible frente a la expansión del gorgojo. A pesar de ello no deja de ser una acción fácil pero del calibre de “matar gorgojos a cañonazos” habida cuenta de que los propios silvicultores podrían, si así lo desean, fumigar sus propios eucaliptos o se podría potenciar aún más la lucha biológica que es una alternativa viable para controlarlo. Cualquier otra acción sería deseable pero queda patente que quien manda en Galicia es la industria del papel y la multinacional química que desea deshacerse del stock de pesticida que ya no podrá vender legalmente en pocos meses. La gente a la que pagamos para que gestione nuestros intereses actúa aquí como marioneta movida por siniestros hilos de oscuros intereses.
De cualquier forma el error grave de base ha sido y será, sin duda alguna, permitir que Galicia se haya convertido en el campo de cultivo de materia prima para la industria del papel.
La actitud siempre debería ser: nunca es tarde si la voluntad es buena y hay visión de futuro.
Tal como lo titulo así me expreso y aún me parece que soy demasiado suave.
Galicia es una inmensa plantación de eucaliptos. El árbol en sí es bonito pero cabe recordar que no deja de ser, para Galicia, una especie invasora por voluntad humana a la que nos hemos ido acostumbrando.
La implantación del eucalipto en Galicia no responde a otra cosa mas que a los intereses de la industria papelera comandada por la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (ASPAPEL). Por otra parte, no deja de ser una fuente de ingresos para los silvicultores propietarios de montes de eucaliptos por lo cual también cabe una enardecida defensa de los eucaliptales por parte de no pocos paisanos.
Y, sin embargo, el eucalipto no deja de ser una gran desgracia ecológica para Galicia.
Aún más ahora que está afectado por el goníptero y la respuesta de la Xunta de Galicia es apoyar la fumigación masiva desde el aire con flutenoxurón (Cascade), un peligroso producto prohibido por la UE.
Este producto fitosanitario no solo es, con toda probabilidad, mortal para las abejas y los peces sino que, fumigado desde el aire, se incorpora a la cadena alimentaria y termina acumulándose irreversiblemente en el cuerpo humano. Lamentablemente sus consecuencias nos pasan desapercibidas pero, como con todos los tóxicos acumulativos, es bastante probable que contribuyan a que “disfrutemos” de una ancianidad gravemente enferma con las más espantosas consecuencias de una senilidad patológica.
Lo criminal es que la gente que nos gobierna apoye de forma tan descarada intereses económicos que van claramente en contra del medioambiente y la salud pública. Los únicos beneficiarios de esta decisión son la industria papelera, los silvicultores que viven de ella a costa del bien común de Galicia y la empresa (BASF) que comercializa un producto que ya no podrá vender a partir del agosto de 2012 por haberse acordado así en el seno de la UE.
Al margen de este claro abuso de poder al servicio de intereses económicos privados se encuentra toda la población gallega y sus intereses en un campo tan delicado como el medioambiental y sanitario. Insisto, es criminal una decisión que puede afectar gravemente la salud de las personas. Aunque tal afirmacións solo fuera una sospecha la actitud de la Xunta de Galicia es tan reprobable que no tiene justificación alguna.
La actitud de la Delegación del Gobierno frente a un problema tan sensible es prepotente y chulesca llegando al punto de prohibir manifestaciones en contra de las fumigaciones.
Cierto es que la Xunta de Galicia defiende la fumigación desde el aire como la única alternativa posible frente a la expansión del gorgojo. A pesar de ello no deja de ser una acción fácil pero del calibre de “matar gorgojos a cañonazos” habida cuenta de que los propios silvicultores podrían, si así lo desean, fumigar sus propios eucaliptos o se podría potenciar aún más la lucha biológica que es una alternativa viable para controlarlo. Cualquier otra acción sería deseable pero queda patente que quien manda en Galicia es la industria del papel y la multinacional química que desea deshacerse del stock de pesticida que ya no podrá vender legalmente en pocos meses. La gente a la que pagamos para que gestione nuestros intereses actúa aquí como marioneta movida por siniestros hilos de oscuros intereses.
De cualquier forma el error grave de base ha sido y será, sin duda alguna, permitir que Galicia se haya convertido en el campo de cultivo de materia prima para la industria del papel.
La actitud siempre debería ser: nunca es tarde si la voluntad es buena y hay visión de futuro.
Tal como lo titulo así me expreso y aún me parece que soy demasiado suave.
Galicia es una inmensa plantación de eucaliptos. El árbol en sí es bonito pero cabe recordar que no deja de ser, para Galicia, una especie invasora por voluntad humana a la que nos hemos ido acostumbrando.
La implantación del eucalipto en Galicia no responde a otra cosa mas que a los intereses de la industria papelera comandada por la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (ASPAPEL). Por otra parte, no deja de ser una fuente de ingresos para los silvicultores propietarios de montes de eucaliptos por lo cual también cabe una enardecida defensa de los eucaliptales por parte de no pocos paisanos.
Y, sin embargo, el eucalipto no deja de ser una gran desgracia ecológica para Galicia.
Aún más ahora que está afectado por el goníptero y la respuesta de la Xunta de Galicia es apoyar la fumigación masiva desde el aire con flutenoxurón (Cascade), un peligroso producto prohibido por la UE.
Este producto fitosanitario no solo es, con toda probabilidad, mortal para las abejas y los peces sino que, fumigado desde el aire, se incorpora a la cadena alimentaria y termina acumulándose irreversiblemente en el cuerpo humano. Lamentablemente sus consecuencias nos pasan desapercibidas pero, como con todos los tóxicos acumulativos, es bastante probable que contribuyan a que “disfrutemos” de una ancianidad gravemente enferma con las más espantosas consecuencias de una senilidad patológica.
Lo criminal es que la gente que nos gobierna apoye de forma tan descarada intereses económicos que van claramente en contra del medioambiente y la salud pública. Los únicos beneficiarios de esta decisión son la industria papelera, los silvicultores que viven de ella a costa del bien común de Galicia y la empresa (BASF) que comercializa un producto que ya no podrá vender a partir del agosto de 2012 por haberse acordado así en el seno de la UE.
Al margen de este claro abuso de poder al servicio de intereses económicos privados se encuentra toda la población gallega y sus intereses en un campo tan delicado como el medioambiental y sanitario. Insisto, es criminal una decisión que puede afectar gravemente la salud de las personas. Aunque tal afirmacións solo fuera una sospecha la actitud de la Xunta de Galicia es tan reprobable que no tiene justificación alguna.
La actitud de la Delegación del Gobierno frente a un problema tan sensible es prepotente y chulesca llegando al punto de prohibir manifestaciones en contra de las fumigaciones.
Cierto es que la Xunta de Galicia defiende la fumigación desde el aire como la única alternativa posible frente a la expansión del gorgojo. A pesar de ello no deja de ser una acción fácil pero del calibre de “matar gorgojos a cañonazos” habida cuenta de que los propios silvicultores podrían, si así lo desean, fumigar sus propios eucaliptos o se podría potenciar aún más la lucha biológica que es una alternativa viable para controlarlo. Cualquier otra acción sería deseable pero queda patente que quien manda en Galicia es la industria del papel y la multinacional química que desea deshacerse del stock de pesticida que ya no podrá vender legalmente en pocos meses. La gente a la que pagamos para que gestione nuestros intereses actúa aquí como marioneta movida por siniestros hilos de oscuros intereses.
De cualquier forma el error grave de base ha sido y será, sin duda alguna, permitir que Galicia se haya convertido en el campo de cultivo de materia prima para la industria del papel.
La actitud siempre debería ser: nunca es tarde si la voluntad es buena y hay visión de futuro.
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