El esperado libro monografico "La Cueva de Goikoetxe y el karst de Peña Forua" ha sido publicado estos días tras un inmenso esfuerzo de trabajo realizado por autores y colaboradores que han creido en este proyecto. Ha sido editado por la Unión de Espeleólogos Vascos y con el patrocinio del Dpto de Medio Ambiente, Planificación Territorial , Agriculta y Pesca del Gobierno Vasco. Se trata de la segunda publicación tipo "formato libro" publicada por la UEV, desde la ya agotada edición de "La espeleologia en el Pais Vasco" editada en el año 1978
La Unión de Espeleólogos Vascos ha editado un libro para dar a conocer los secretos de la cueva Goikoetxe de Busturia y los primeros resultados de todo el sistema Malloku. La publicación recoge con todo lujo de detalles y amplias fotografías la importancia de una de las cavidades más bellas de Urdaibai. Asimismo reúne todos los estudios interdisciplinares desarrollados que determinarán la evolución climática de la comarca. «Estamos ante un puzzle del que solo hemos descubierto unas piezas. La cavidad posee una gran riqueza visual y restos paleontológicos y sedimentarios que nos ayudarán a conocer el clima de hace un millón de años», reconocieron los científicos.
El texto destaca la conocida como ‘sala roja’ por su espectacular color similar al de la sangre. Asimismo se enumeran los restos óseos de hace 300.000 años de animales extintos como bisontes, ciervos y osos. «Aunque no se han recopilado vestigios humanos, no se descarta alguna huella del hombre en la cavidad más antigua de Urdaibai», anunciaron los arqueólogos. La caverna fue hallada en 2009 por casualidad por sus dueños a raíz de una grieta que surgió en la cuadra del ganado. Los espeleólogos de Gernika se encargaron de explorarla y a finales de 2010 la clausuraron para su posterior estudio.
La gruta posee «una belleza incomparable» y es la segunda más grande de Urdaibai. Dispone de tres kilómetros y medio de distancia con galerías bastante peligrosas. En su interior alberga un río subterráneo que en algunos tramos obliga a sus exploradores a bucear. «Sus estalactitas rojas son únicas», destacaron.
Fue hace algunos años cuando Gorka Zabala, durante unas obras en la cuadra del caserío Goikoetxe de Busturia, se topó con una grieta en una piedra kárstica, una hendidura por la que circulaba el aire. Esa es la formación rocosa que hace que el subsuelo de Busturialdea sea como un queso Gruyère, con 238 cavidades conocidas. Comunicado su hallazgo a los miembros del grupo de espeleología ADES, tiempo después los espeleobuceadores certificaron que al otro lado existían importantes galerías. Sondeadas estas grutas en posteriores expediciones en 2009, los primeros hallazgos mostraron que los especialistas se encontraban ante una cueva destacada. Las áreas inexploradas del sistema Malloku del karst de Forua se abrieron entonces a los ojos de la ciencia. Pero ahora, gracias a un libro editado por la Unión de Espeleólogos Vascos (UEV-EEE) y que recoge los resultados iniciales de las investigaciones científicas realizadas, ese mundo desconocido también puede ser auscultado por todos, sacando a la luz los muchos secretos guardados.
Estudios químicos, hidrogeológicos, arqueológicos, geológicos, paleoambientales, monitorizaciones climáticas… El sistema Malloku, que disponía de un acceso conocido anteriormente -el de Apraiz-, aunque obstaculizado por la misma agua que durante miles de años ha ido dando forma a la cavidad, viene siendo un terreno abonado para la ciencia. Es más, se trata de un laboratorio subterráneo, un paraíso aún pendiente de descubrir al que los investigadores acudieron tras la llamada de los espeleólogos.
Expertos de universidades, del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el CSIC -Consejo Superior de Investigaciones Científicas estatal- o los arqueólogos de Agiri, entre otros, han desfilado por sus impresionantes cavidades para efectuar sus análisis. Todos ellos han sido coordinados por los miembros de ADES, con la activa colaboración de UEV-EEE. La de Goikoetxe ha sido la historia de "una cavidad cerrada durante miles de años que fue abierta a los especialistas hace tres años", señalan desde la agrupación espeleológica que tienen en Busturialdea y Lea Artibai su radio de acción, y que está compuesta por una decena de miembros activos. "Todas las semanas exploramos el mundo subterráneo cercano, y a veces esa labor nos ofrece un premio".
"En el caso de Goikoetxe fue así", incide Oier Gorosabel, uno de sus miembros. Y tras la sorpresa inicial llegaron las investigaciones. "La mayoría de esos investigadores son conocidos nuestros, y han tenido contacto con la espeleología anteriormente", aseveran desde ADES. "Pero, sin duda, que su participación ha sido vital para conocer mejor los secretos del sistema de Malloku".
Las sistemáticas exploraciones de la cavidad busturitarra han dado sus fruto. Hasta el punto de que, además de la espectacular belleza de la denominada Sala Roja -por su color similar a la sangre-, una amplia colección de impactantes formaciones geológicas -estalagmitas y estalactitas, gours, sifones, cristales de miel o isotubulares fusionados, entre otros- pueblan sus 3,4 kilómetros en tres niveles distintos. Y esas estructuras han sido objeto de pruebas espectográficas, indican desde ADES.
Los especialistas de Agiri, con el arqueólogo Juan Carlos López Quintana a la cabeza, también han hallado en varias de las salas un cráneo de oso de las cavernas, fragmentos de pelvis de un rinoceronte y cornamentas y huesos de ciervos, unos animales que podrían haber habitado en Urdaibai hace alrededor de decenas de miles de años.
Vida animal Supervivientes quizás también de aquellas épocas remotas pero aún con presencia activa en el sistema de Malloku, los investigadores han logrado cazar más vida animal. Con la ayuda de diferentes técnicas, medio centenar de pequeños animales de las familias de los gasterópodos, miriápodos, ácaros, arácnidos, insectos y crustáceos isópodos -algunos de ellos minúsculos-, han podido ser catalogados tras ser auscultados mediante los microscopios de los laboratorios de la UPV a cargo de Carlos Prieto. Incluso, "han conseguido encontrar una nueva especie" para la ciencia, señalan desde la agrupación espeleológica.
De igual forma, otro de los componentes de las exploraciones realizadas en el subsuelo del sistema kárstico ubicado en los términos municipales de Busturia, Murueta y Forua ha sido la investigación climática que trata de conocer los condicionantes ambientales de la cavidad. Nueve estaciones climáticas, ocho de ellas de interior y una última en el exterior "monitorizan el aire y el agua". Esos equipos aún se mantienen activos y darán más datos en un futuro.
Los resultados obtenidos en Goikoetxe -y que se seguirán obteniendo durante algunos años más-, pueden llegar a ofrecer respuestas al conocimiento de la fauna prehistórica y la evolución del paisaje sufrida por Urdaibai en su historia. Más concretamente, y a la vista de las múltiples dataciones efectuadas en las salas de la cavidad, Malloku se revela como un inmejorable testimonio "para comprender mejor la evolución paleoambiental del pleistoceno medio al pleistoceno superior", un periodo desconocido de la Reserva de la Biosfera y de Bizkaia, según destaca la publicación.
Otro de los aspectos novedosos que han hecho de la cueva de Goikoetxe un referente es su modelo de preservación. "Hasta la fecha ninguna cueva en el Estado ha estado protegida mediante una figura como la Custodia del Territorio", indican desde ADES, que nunca dejará de agradecer el "ejemplar comportamiento" que ha tenido el propietario de los terrenos sobre el sistema de Malloku, Gorka Zabala. Con la alianza entre propietario y los cuidadores del entorno, unida a las ayudas de la Diputación y el Gobierno vasco, "conseguimos una conservación óptima". Actualmente solo los especialistas pueden descender a las profundidades de Goikoetxe.
Toda la información ha sido volcada por ADES y la UEV-EEE en una completa publicación de 156 páginas que da cuenta de los trabajos especializados realizados hasta la fecha. Aunque, ante la expectación generada tras su hallazgo, dieron a conocer por vez primera algunos de sus hallazgos durante la asamblea del pasado año de los espeleólogos vascos. Con algunas investigaciones culminadas, y otras aún por completar, "el trabajo aún no ha terminado", desvelan desde ADES. Sus primeros resultados están recogidos en la publicación, pero tan solo es un descanso en el camino. Porque las profundidades de Urdaibai seguirán deparando sorpresas.
Estudios químicos, hidrogeológicos, arqueológicos, geológicos, paleoambientales, monitorizaciones climáticas… El sistema Malloku, que disponía de un acceso conocido anteriormente -el de Apraiz-, aunque obstaculizado por la misma agua que durante miles de años ha ido dando forma a la cavidad, viene siendo un terreno abonado para la ciencia. Es más, se trata de un laboratorio subterráneo, un paraíso aún pendiente de descubrir al que los investigadores acudieron tras la llamada de los espeleólogos.
Expertos de universidades, del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el CSIC -Consejo Superior de Investigaciones Científicas estatal- o los arqueólogos de Agiri, entre otros, han desfilado por sus impresionantes cavidades para efectuar sus análisis. Todos ellos han sido coordinados por los miembros de ADES, con la activa colaboración de UEV-EEE. La de Goikoetxe ha sido la historia de "una cavidad cerrada durante miles de años que fue abierta a los especialistas hace tres años", señalan desde la agrupación espeleológica que tienen en Busturialdea y Lea Artibai su radio de acción, y que está compuesta por una decena de miembros activos. "Todas las semanas exploramos el mundo subterráneo cercano, y a veces esa labor nos ofrece un premio".
"En el caso de Goikoetxe fue así", incide Oier Gorosabel, uno de sus miembros. Y tras la sorpresa inicial llegaron las investigaciones. "La mayoría de esos investigadores son conocidos nuestros, y han tenido contacto con la espeleología anteriormente", aseveran desde ADES. "Pero, sin duda, que su participación ha sido vital para conocer mejor los secretos del sistema de Malloku".
Las sistemáticas exploraciones de la cavidad busturitarra han dado sus fruto. Hasta el punto de que, además de la espectacular belleza de la denominada Sala Roja -por su color similar a la sangre-, una amplia colección de impactantes formaciones geológicas -estalagmitas y estalactitas, gours, sifones, cristales de miel o isotubulares fusionados, entre otros- pueblan sus 3,4 kilómetros en tres niveles distintos. Y esas estructuras han sido objeto de pruebas espectográficas, indican desde ADES.
Los especialistas de Agiri, con el arqueólogo Juan Carlos López Quintana a la cabeza, también han hallado en varias de las salas un cráneo de oso de las cavernas, fragmentos de pelvis de un rinoceronte y cornamentas y huesos de ciervos, unos animales que podrían haber habitado en Urdaibai hace alrededor de decenas de miles de años.
Vida animal Supervivientes quizás también de aquellas épocas remotas pero aún con presencia activa en el sistema de Malloku, los investigadores han logrado cazar más vida animal. Con la ayuda de diferentes técnicas, medio centenar de pequeños animales de las familias de los gasterópodos, miriápodos, ácaros, arácnidos, insectos y crustáceos isópodos -algunos de ellos minúsculos-, han podido ser catalogados tras ser auscultados mediante los microscopios de los laboratorios de la UPV a cargo de Carlos Prieto. Incluso, "han conseguido encontrar una nueva especie" para la ciencia, señalan desde la agrupación espeleológica.
De igual forma, otro de los componentes de las exploraciones realizadas en el subsuelo del sistema kárstico ubicado en los términos municipales de Busturia, Murueta y Forua ha sido la investigación climática que trata de conocer los condicionantes ambientales de la cavidad. Nueve estaciones climáticas, ocho de ellas de interior y una última en el exterior "monitorizan el aire y el agua". Esos equipos aún se mantienen activos y darán más datos en un futuro.
Los resultados obtenidos en Goikoetxe -y que se seguirán obteniendo durante algunos años más-, pueden llegar a ofrecer respuestas al conocimiento de la fauna prehistórica y la evolución del paisaje sufrida por Urdaibai en su historia. Más concretamente, y a la vista de las múltiples dataciones efectuadas en las salas de la cavidad, Malloku se revela como un inmejorable testimonio "para comprender mejor la evolución paleoambiental del pleistoceno medio al pleistoceno superior", un periodo desconocido de la Reserva de la Biosfera y de Bizkaia, según destaca la publicación.
Otro de los aspectos novedosos que han hecho de la cueva de Goikoetxe un referente es su modelo de preservación. "Hasta la fecha ninguna cueva en el Estado ha estado protegida mediante una figura como la Custodia del Territorio", indican desde ADES, que nunca dejará de agradecer el "ejemplar comportamiento" que ha tenido el propietario de los terrenos sobre el sistema de Malloku, Gorka Zabala. Con la alianza entre propietario y los cuidadores del entorno, unida a las ayudas de la Diputación y el Gobierno vasco, "conseguimos una conservación óptima". Actualmente solo los especialistas pueden descender a las profundidades de Goikoetxe.
Toda la información ha sido volcada por ADES y la UEV-EEE en una completa publicación de 156 páginas que da cuenta de los trabajos especializados realizados hasta la fecha. Aunque, ante la expectación generada tras su hallazgo, dieron a conocer por vez primera algunos de sus hallazgos durante la asamblea del pasado año de los espeleólogos vascos. Con algunas investigaciones culminadas, y otras aún por completar, "el trabajo aún no ha terminado", desvelan desde ADES. Sus primeros resultados están recogidos en la publicación, pero tan solo es un descanso en el camino. Porque las profundidades de Urdaibai seguirán deparando sorpresas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario