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martes, 27 de abril de 2021

Un grupo de arqueólogos consigue entrar por primera vez en una galería romana subterránea en Carmona





Un grupo de arqueólogos consigue entrar por primera vez en una galería romana subterránea en Carmona


Un equipo de cinco miembros de las Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas (AAES) ha recorrido un centenar de metros, por tramos de apenas centímetros de diámetro y con el agua al cuello

Esta galería forma parte de la infraestructura hidráulica que los romanos construyeron en el Siglo I cuando ‘Carmo’ era uno de los núcleos urbanos más importantes de la Bética

Una obra en una calle pone al descubierto un pozo que ha permitido el acceso a 12 metros de profundidad

Un equipo de cinco espeleólogos ha entrado, por primera vez, en una galería romana de Carmona (Sevilla), hasta ahora, inexplorada. Se trata de la llamada ‘Mina de la calle Sevilla’ que comparte el trazado de esta conocida vía del pueblo. A más de una decena de metros de profundidad, estos ‘espeleo arqueólogos’ han recorrido una galería no pisada, desde hace muchos siglos. El tramo pertenece a una gran infraestructura hidráulica construida por los romanos en el siglo I, en plena expansión del Imperio.
“Después, durante la Edad Media, entre los siglos XV y XVII, se hicieron obras de reforma en algunos puntos pero, por el estado en el que se encuentra esta zona, con incluso estalactitas, pensamos que hace mucho que nadie entra”, cuenta  José Millán, de la Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas (AAES) que se encarga de los trabajos
 
En los cien metros de recorrido, ha habido tramos en los que solo ha podido pasar uno de los miembros del equipo. Pasadizos de apenas centímetros y con el agua al cuello. “Hay que arrastrarse porque queda el espacio justo para que entre una persona. Se construyeron para el paso del agua, no de humanos. Así que hay que acceder como se puede”, reconoce el experto. A ello se suma la dificultad de que hay partes de la galería que están derrumbadas y, en otras, se han formado recrecidas en las paredes por las filtraciones.

Millán reconoce que la experiencia es muy diferente a la de explorar cuevas. “En el ámbito natural, sientes la satisfacción de llegar donde nadie ha llegado. Aquí, sin embargo, es la sensación de redescubrir algo hecho por seres humanos hace miles de siglos y que estaba olvidado o perdido en el tiempo”

Tras una primera toma de contacto del terreno, ya preparan una nueva bajada en la que realizarán un trabajo más exhaustivo. “Creemos que puede tener hasta dos o tres kilómetros de longitud, por las referencias que tenemos de poceros y planos de la época”, explica el experto. Aunque, de momento, los dos ramales de la galería les impiden el paso: “Hacia un lado, hemos llegado a un pozo colmatado de escombros procedentes de una obra bajo una vivienda, y hacia el otro, el agua toca prácticamente el techo, por lo que necesitamos vaciarla con bombas

El objetivo, señala el experto, es conocer y documentar cómo era el abastecimiento de la ciudad en en época romana. “El patrimonio que se ve es muy grande pero el del subsuelo, además de desconocido, es casi mayor”, asegura el espeleólogo que estima que apenas se tiene conocimiento de un veinte por ciento de lo que hay bajo tierra. “Hay zonas reforzadas con muros de ladrillos o 'tégulas' romanas y rematadas con bóvedas. Es un patrimonio muy importante que podría incluso, en algunos tramos, ser mostrado al público”

En el 206 a. C., Carmona, ‘Carmo’, es conquistada por el Imperio Romano. La fertilidad de la zona y su privilegiada situación geográfica en lo alto de un cabezo de fácil defensa, la convierten en uno de los núcleos urbanos más importantes de la Bética. “La ciudad se dotó de grandes infraestructuras hidráulicas, no solo para abastecimiento de sus habitantes, también para necesidades lúdicas como termas o baños e industrial, como alfarería, curtiduría o molienda de harina, que requería de mucha agua”, recuerda Millán.

Estas galerías contaban con una serie de pozos, a unos 20 o 30 metros de distancia entre sí, que son los que ahora permiten acceder hasta ellas. “El problema es que, aunque estuvieron en uso durante siglos, en la época contemporánea se fueron abandonando y tapando con escombros, dejando a las galerías sin acceso”, lamenta Millán.

A ésta, han podido acceder gracias el descubrimiento de uno de estos pozos durante las obras de reforma de una calle de la localidad. “Ha sido totalmente casual. Al levantar el pavimento se encontró una lumbrera, es decir, un pozo conectado a una galería que llevaría ahí siglos”

Un hallazgo fortuito que permitirá seguir conociendo los secretos más ocultos de nuestros antepasados.






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