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sábado, 5 de enero de 2013

El Carmen defiende su cueva

 

La cavidad de Les Pedroses, con pinturas rupestres, es un valor que los vecinos quieren ensalzar con visitas o en el museo local




Los vecinos de la localidad riosellana de El Carmen quieren dar a conocer las pinturas rupestres que alberga la cueva de Les Pedroses, cerrada al público desde hace dos décadas. La cavidad, descubierta en 1956 por el catedrático de la Universidad de Salamanca Francisco Jordá, esconde en su interior tres figuras rojas de cérvidos con la singularidad de haber sido representados sin cabeza. Durante años, las llaves para acceder a la gruta estuvieron en Ultramarinos Casa Pepín, el establecimiento que Pepín Ruisánchez regentó hasta septiembre de 2002.

Sus sobrinas Lucía y Beatriz Covián eran, entre otros niños, las encargadas de acompañar a los visitantes hasta la cueva antes de que se cerrara al público. El alcalde pedáneo, Javier Garaña, propone que en el Museo del Territorio -ubicado en las antiguas escuelas de El Carmen- haya «una sala relacionada con la cueva. Tendría que estar representada», añadió.

Quieren aprovechar el potencial de la cavidad en coordinación con el museo local o incluso abrirla a las visitas, posibilidad que defiende Aníbal Larrea: «Debería poder abrirse, aunque sea con visitas restringidas», opina. En El Carmen están convencidos de que las pinturas de Les Pedroses atraerían a mucha gente al pueblo, al municipio y a toda la región, pues «vienen muchos con guías a preguntar», explica Jorge Covián, que regenta el restaurante La Bolera, antiguamente el bar tienda de El Carmen, donde se vendían comestibles, harinas, salvados, vinos y licores y que se fundó hacia 1900.

El establecimiento fue levantado en la finca «El Raposu» -debido a la abundancia de zorros- por Inocencio Ruisánchez, abuelo de Pepín Ruisánchez. Años más tarde, en la década de los treinta, abrieron un salón de baile «que funcionó hasta la Guerra Civil. Después se hizo tienda y esto -por el antiguo bar tienda- quedó como el chigre del pueblo», explica.

Pero no era el único establecimiento de este tipo que había en El Carmen, pues la familia Nieto también tenía un bar tienda, además de un servicio de taxis y autobuses que, como rememora Larrea, llevaba a la gente desde Arriondas hasta la playa de Ribadesella, pasando por todos los pueblos.

El abuelo de Pepín, Inocencio Ruisánchez, era hermano de Dionisio Ruisánchez, benefactor de Ribadesella e impulsor de la fundación benéfica que lleva su apellido. Esta familia, la de los Cifuentes y Elías Pando, todos indianos emigrados a América, han sido claves en la historia de El Carmen y de su fisonomía actual. Los Ruisánchez y los Cifuentes financiaron la construcción de las escuelas en 1900 y Pando pagó la traída del agua para El Carmen, Sotu, La Granda, San Miguel y Fresnu.

Hoy El Carmen tiene suministro de agua de la red municipal, buenos accesos y alumbrado público y caminos bien desbrozados, apunta Javier Garaña. A sus habitantes les gustaría tener más «seguridad en la carretera» AS-341, que va de la salida de la Autovía del Cantábrico hasta Ribadesella. «Los coches salen de la autovía y llegan a la carretera comarcal a una velocidad inadecuada», explica Garaña.

Han puesto badenes disuasorios, pero sólo están en un carril, «y queríamos que los pusieran en los dos, para evitar la maniobra que hacen los conductores de esquivarlos, que al final es más peligrosa», añade el alcalde pedáneo.

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