En 1994, se descubre en Francia la cueva Chauvet, un recinto de grandes dimensiones que ha mantenido su entrada cerrada por un derrumbe durante miles de años. En su interior aparecen numerosas pinturas rupestres de gran belleza. Los arqueólogos que las estudian aseguran que son las evidencias más antiguas del arte paleolítico. Fascinado por el descubrimiento, el cineasta alemán Werner Herzog decide realizar un largometraje, La cueva de los sueños olvidados, un documental para dar a conocer estas asombrosas figuras que han estado ocultas durante treinta mil años.
Werner Herzog (Munich, 1942) se sintió atraído por el arte prehistórico desde muy joven y este conocimiento fue fundamental en el desarrollo de su elevada sensibilidad estética. "Mi despertar intelectual y espiritual está conectado a las pinturas rupestres de una cueva del Paleolítico. A los doce años, en el escaparate de una librería, descubrí la portada de un libro en el que aparecía el dibujo de un caballo, perteneciente a la Cueva de Lascaux". Werner Herzog recuerda la emoción de su descubrimiento temprano. "Me invadió un entusiasmo indescriptible: quería ese libro; necesitaba tenerlo. Como mi paga de niño era 1 dólar al mes, empecé a trabajar como recoge-pelotas en las pistas de tenis y le pedía dinero prestado a mis hermanos. Por lo menos una vez por semana, con el corazón desbocado, me acercaba al escaparate para ver si el libro aún estaba allí. Me llevó más de medio año poder comprar y abrir aquel libro. El estremecimiento que sentí entonces nunca me ha abandonado".

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