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miércoles, 18 de enero de 2012
Hombre de Molinos
La mandíbula del conocido como ‘Hombre de Molinos’ es más joven de lo que en principio se creía. Tras haberse realizado el trabajo de datación radiométrica mediante el método del Carbono 14 por parte del laboratorio norteamericano Beta Analityc, los resultados obtenidos así lo han confirmado.
Según detalló el paleoantropólogo de la Universidad de Zaragoza José Ignacio Lorenzo Lizalde, quien ha dirigido el estudio, «la antigüedad de dicha mandíbula se ha datado entre los 3.090 y los 3.060 años antes de nuestra era, lo que le sitúa en un Neolítico Final». Por este motivo, «en la actualidad podemos calificarla como el resto humano de mayor antigüedad conocido de la provincia de Teruel».
De esta forma se rompe con lo conocido hasta ahora, dado que se había estimado que dichos restos tenían una antigüedad de 25.000 años. Para realizar el estudio se han utilizado dos gramos de hueso, cuando hace unos años se necesitaban alrededor de 200 gramos para esta misma prueba.
La posibilidad de haber llevado a cabo este estudio llegó el pasado año aprovechando la celebración del 50º aniversario del descubrimiento de las Grutas de Cristal y gracias a un acuerdo que suscribieron tres instituciones, el Ayuntamiento de Molinos, la Comarca del Maestrazgo y el Gobierno de Aragón.
Antecedentes Fue a finales de la década de los años 70, en el curso de los trabajos de habilitación del acceso para visitantes de la Cueva de las Gradera o de Cristal, cuando el alcalde de la localidad, Orencio Andrés, recuperó una mandíbula humana aparecida en el mismo relleno que la microfauna determinada como Wurmiense II.
Entonces,la mandíbula ya fue estudiada por la misma persona que ha dirigido el trabajo en la actualidad. El estudio (publicado en 1986 por el Instituto de Estudios Turolenses) concluyó que pertenecía a un individuo masculino de edad adulta (entre 26 y 32 años), fijando todos los valores métricos e índices del conocido como el hombre anatómicamente moderno.
También se aprovechó la circunstancia para investigar las microestrías de desgaste vestibular con microscopio electrónico de barrido, de los premolares y caninos. Se pudo constatar que la población estaba bien alimentada, fruto de una ingesta variada con predominio de proteínas de animales y de un equilibrio entre vegetales blandos y duros.
Otra prueba dejó constancia de la buena salud del sujeto con la ausencia de caries y de depósitos de sarro, lo contrario a los restos calcolíticos que se encontraron en la vecina cavidad de Baticambras. Algo que «con el nuevo estudio realizado ha quedado totalmente confirmado», explicó el profesor José Ignacio Lorenzo.
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