.

.

martes, 17 de mayo de 2011

cueva de Lezetxiki

Encuentran un macaco en la cueva de Lezetxiki

La cueva de Lezetxiki, situada en Arrasate (Guipúzcoa), pasará a los libros de texto porque, gracias a las investigaciones de los últimos años, se ha convertido en uno de los pocos yacimientos de Europa Occidental con registros sobre toda la historia del hombre de neandertal, a lo largo de 100.000 años.
El director de este yacimiento y miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Álvaro Arrizabala, destaca, en una entrevista concedida a Efe, la relevancia de este yacimiento, el único de Euskadi en el que hasta ahora se han encontrado restos humanos, y que, en su opinión, será materia de estudio para los escolares en los años venideros.
"Lo que resulta más importante en cuanto a la interpretación del yacimiento es que tenemos toda la historia biológica de los neandertales desde su predecesor, el homo heidelbergensis, hace unos 150.000 años, hasta la aparición del humano moderno hace unos 42.000", aclara Arrizabalaga.
El experto, cuyo equipo dará por finalizada en unos días la campaña estival de excavaciones en este lugar, precisa que el período neandertal, que abarca uno 100.000 años, está "muy bien documentado" en Lezetxiki gracias a la industria lítica y los restos de fauna localizados en los distintos estratos de la gruta, con una continuidad que no se da en "prácticamente ningún otro yacimiento de Europa Occidental".
El experto recuerda además que aún persiste la posibilidad de encontrar en esta cueva nuevos restos humanos, después de que, hace más de 40 años, el etnólogo José Miguel de Barandiarán localizara en ella un húmero de una especie "preneandertal" denominada "homo heildeberensis".
Arrizabalaga ha explicado que a los arqueólogos les consta además que en Lezetxiki aún hay "algo" por descubrir en los estratos anteriores a los 150.000 años que marcan la llegada de los "preneanderales", si bien ha admitido que hasta que las excavaciones no lleguen "a la roca madre" los expertos no serán "conscientes de la proyección" que puede tener esta parte de la gruta.
Sobre la campaña realizada este año, el arqueólogo guipuzcoano ha indicado que la parte del yacimiento denominada Lezetxiki-II está a punto de agotarse y se cerrará esta misma campaña o tal vez en la próxima, a pesar de lo cual sigue aportando "un montón de industria lítica muy antigua y muy interesante".
En Lezetxiki-I, según revela el experto, aún quedaría por prospectar el 80% de un yacimiento, que en esta campaña ha aportado diferentes herramientas de piedra de una antigüedad de entre 150.000 y 200.000 años, del Paleolítico Interior, además de restos de fauna como huesos de una especie de úrsido antecesor del oso de las cavernas, leopardos, aves, micromamíferos, y algunas cabras.

Investigadores del Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV/EHU han encontrado el fósil del hueso de la mandíbula de un macaco, cuando realizaban trabajos de obtención de muestras para estudiar el clima de hace unos 100.000 años en la cueva Lezetxiki de Arrasate/Mondragón. Es de la especie Macaca sylvanus, es decir, de la misma especie que los macacos de Gibraltar actuales. “Hasta ahora no había aparecido nada semejante en el norte de la Península Ibérica —comenta el investigador de la UPV/EHU Aritza Villaluenga—. Las noticias más antiguas de esa especie corresponden a restos encontrados en Valencia y Andalucía de 300.000 años de antigüedad”. El descubrimiento ha sido publicado en la revista Journal of Human Evolution.
Este fósil ha hecho una gran aportación al estudio del clima. El hueso de mandíbula de Lezetxiki tiene, como máximo, 120.000 años; es decir, es “un poco anterior al inicio de la última glaciación. Por eso pensábamos que el clima de aquella época sería más frío que el actual. Pero la aparición de un ejemplar de Macaca sylvanus nos hace pensar que era parecido al clima actual”.
Al analizar otros restos recogidos en el mismo sedimento, como polen, características geológicas y micromamíferos, podrán confirmar esa idea, y, a su vez, ajustar más la datación. “Los roedores (pequeños ratones) que aparecen son especies muy conocidas —explica Villaluenga—. Se trata de animales que variaban mucho dependiendo del clima y de una época a otra”. La mandíbula del macaco se encontraba entre dos especies de roedores, y, gracias a ello, los investigadores han podido saber de qué época era.

Especie rara

La mandíbula no está entera. Le faltan las partes de delante y de atrás; conserva la parte central, y tiene varias muelas en su sitio. Aunque no esté completa, Villaluenga dice que se dieron cuenta enseguida de que era un fósil que nunca antes habían encontrado: “Estaba claro que el hueso no era de oso, ni de ninguna otra especie que solemos encontrar. Recurrimos a la Sociedad Científica Aranzadi, ya que allí tienen una colección de referencia con huesos de muchas especies, y allí pudimos ver que corresponde a la especie Macaca sylvanus”.
“En el mismo muestreo encontramos muchos roedores, y ello nos hace pensar que el macaco habría sido cazado por algún depredador. Pudo haber sido un ave grande, como un búho”, explica Villaluenga.

No hay comentarios: