Se celebra este año el 90 Aniversario del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y al hilo de este cumpleaños, las jornadas de San Úrbez se acercarán a este paraíso natural. Pero no lo harán para hablar de la famosa Cola de Caballo, o de otras zonas y paseos tan conocidos, sino para ver Ordesa desde una perspectiva poco conocida y menos explorada, su subsuelo.
El socio y directivo de Peña Guara Esteban Anía ha preparado para hoy una serie de diapositivas sobre lo que no se ve del parque. Como espeleólogo, Anía es un buen conocedor de los más de 100 kilómetros de cavidades y galerías que se encuentran bajo el suelo, y de los que todavía hay mucho más por explorar.
Anía aseguraba sobre su proyección de que "todos conocen Ordesa, pero no conocen su mundo subterráneo, y vamos a enseñar esa cara oculta, y que de hecho es muy importante dentro del parque porque alberga alguna de las cavidades más profundas del mundo".
Además, también explicará que precisamente este rico subsuelo es en gran parte culpable del paisaje exterior, principal atractivo del parque. "Las cascadas de Ordesa no hay que olvidar que salen de cuevas, y gracias a ese mundo subterráneo las tenemos para poder visitarlas, por tanto el interior influye en el exterior, que al final es lo que todos vemos".
Y en la segunda parte de su exposición, hablará sobre este macizo calcáreo, un material que no resiste al agua y por eso forma las cuevas, galerías y cavidades, hasta el punto de que "hay kilómetros y kilómetros, y la exposición en cierto modo también es un homenaje a los espeleólogos que durante años han hecho un gran esfuerzo para conocer todas estas zonas y darlas a conocer".
UN SUBSUELO MUY RICO EN CAVIDADES
Y es que Ordesa reúne todos los elementos para ser un auténtico "paraíso" del espeleólogo. "Es el macizo calcáreo más alto de Europa, y que es perforado constantemente por el agua, con lo que surgen las cavidades. Hay más de mil catalogadas, y explorados, más de cien kilómetros, pero es difícil precisar y todavía queda mucho". De hecho, el subsuelo no solo abarca el parque, sino también sus contornos".
Y de entre todas estas cuevas, una más conocida, la Fuentes de Escuaín. "Es la gran referencia y además es una integral, o lo que es lo mismo, una cavidad con varias bocas, en la que puedes entrar casi en la cima de la montaña y salir en el valle. Es muy profunda, y de hecho es la tercera integral más importante del mundo, con 1157 metros de desnivel y unos doce kilómetros de desarrollo. Pero no es la única, puesto que hay muchas cuevas que superan los quinientos metros de desnivel, pero en su mayoría tienen un final y te obliga a dar la vuelta".
Para alguien que vive y practica este deporte, aspectos como la claustrofobia, o el miedo a la oscuridad, desde luego que quedan a un lado. Lo que sí explica Anía sobre la espeleología es que "es un deporte de equipo, porque no se puede hacer en solitario, y además hace falta nivel. Las exploraciones hacen que pases varios días dentro de la cueva, y en cierto modo exige una preparación y logística parecidas al ataque a una gran montaña, porque necesitas instalar campamentos, hacer porteo de material. Es similar pero justo a la inversa, porque cuando escalas vas hacia arriba, y nosotros vamos hacia abajo".
UN DEPORTE CON POCA PROYECCIÓN
A eso se unen inconvenientes como la oscuridad absoluta y la humedad, porque si hay un protagonista de todas estas cuevas es el agua. "La humedad casi siempre es del cien por cien y hay multitud de ríos subterráneos, por lo que nos pasamos mucho tiempo incluso metidos en el agua. Por ello hace falta material específico, como el neopreno, y desde luego luz".
De hecho, al hilo de la equipación necesaria, Anía recuerda que un deporte de montaña tan en boga actualmente como los barrancos procede precisamente de la espeleología, ya que la progresión es muy similar, pero al aire libre. Eso sí, de la escalada los parecidos son pocos, en todo caso, "cuando te encuentras con algún obstáculo en la cueva que hay que escalar".
Y volviendo a Ordesa, este espeleólogo oscense asegura que "queda mucho por explorar, porque dicho vulgarmente, toda la zona es como un gran queso grullere. La cuestión es que primero hay que localizar las bocas penetrables, y luego ver todas las ramificaciones y galerías que parten de una sola, ya que hay que explorarlas para conseguir los datos de todas. Es una labor de muchos años, y además somos pocos".
En todo caso, sí que reconoce que "es un deporte sufrido, que exige mucho esfuerzo, porque primero hay que andar hasta la boca, esté donde esté, y luego pasar frío, humedad, oscuridad.. tiene poco escaparate, y desde luego cuesta encontrar gente con esa afición. Pero seguramente el gran atractivo de la espeleología es el que casi siempre descubres terreno nuevo. En el planeta tierra es casi imposible ser el primero en pasar por un lugar, y en la espeleología es muy posible. Y desde luego impresiona todo, y siempre pica el gusanillo de saber qué habrá más allá, después de aquella galería o en el siguiente recodo".
Y por si fuera poco, ser espeleólogo y vivir en la provincia de Huesca es un auténtico chollo, como asegura, "no solo está Ordesa, y hay muchos grupos de cuevas importantes como Arañonera en el pico de Otal, Cotiella o el Aspe. Hay muchas zonas y de hecho somos junto con Cantabria y Asturias las zonas referentes en España. De hecho, grupos de catalanes y franceses vienen muy a menudo a pasar unos días o semanas haciendo espeleología en la provincia de Huesca".
Anía aseguraba sobre su proyección de que "todos conocen Ordesa, pero no conocen su mundo subterráneo, y vamos a enseñar esa cara oculta, y que de hecho es muy importante dentro del parque porque alberga alguna de las cavidades más profundas del mundo".
Además, también explicará que precisamente este rico subsuelo es en gran parte culpable del paisaje exterior, principal atractivo del parque. "Las cascadas de Ordesa no hay que olvidar que salen de cuevas, y gracias a ese mundo subterráneo las tenemos para poder visitarlas, por tanto el interior influye en el exterior, que al final es lo que todos vemos".
Y en la segunda parte de su exposición, hablará sobre este macizo calcáreo, un material que no resiste al agua y por eso forma las cuevas, galerías y cavidades, hasta el punto de que "hay kilómetros y kilómetros, y la exposición en cierto modo también es un homenaje a los espeleólogos que durante años han hecho un gran esfuerzo para conocer todas estas zonas y darlas a conocer".
UN SUBSUELO MUY RICO EN CAVIDADES
Y es que Ordesa reúne todos los elementos para ser un auténtico "paraíso" del espeleólogo. "Es el macizo calcáreo más alto de Europa, y que es perforado constantemente por el agua, con lo que surgen las cavidades. Hay más de mil catalogadas, y explorados, más de cien kilómetros, pero es difícil precisar y todavía queda mucho". De hecho, el subsuelo no solo abarca el parque, sino también sus contornos".
Y de entre todas estas cuevas, una más conocida, la Fuentes de Escuaín. "Es la gran referencia y además es una integral, o lo que es lo mismo, una cavidad con varias bocas, en la que puedes entrar casi en la cima de la montaña y salir en el valle. Es muy profunda, y de hecho es la tercera integral más importante del mundo, con 1157 metros de desnivel y unos doce kilómetros de desarrollo. Pero no es la única, puesto que hay muchas cuevas que superan los quinientos metros de desnivel, pero en su mayoría tienen un final y te obliga a dar la vuelta".
Para alguien que vive y practica este deporte, aspectos como la claustrofobia, o el miedo a la oscuridad, desde luego que quedan a un lado. Lo que sí explica Anía sobre la espeleología es que "es un deporte de equipo, porque no se puede hacer en solitario, y además hace falta nivel. Las exploraciones hacen que pases varios días dentro de la cueva, y en cierto modo exige una preparación y logística parecidas al ataque a una gran montaña, porque necesitas instalar campamentos, hacer porteo de material. Es similar pero justo a la inversa, porque cuando escalas vas hacia arriba, y nosotros vamos hacia abajo".
UN DEPORTE CON POCA PROYECCIÓN
A eso se unen inconvenientes como la oscuridad absoluta y la humedad, porque si hay un protagonista de todas estas cuevas es el agua. "La humedad casi siempre es del cien por cien y hay multitud de ríos subterráneos, por lo que nos pasamos mucho tiempo incluso metidos en el agua. Por ello hace falta material específico, como el neopreno, y desde luego luz".
De hecho, al hilo de la equipación necesaria, Anía recuerda que un deporte de montaña tan en boga actualmente como los barrancos procede precisamente de la espeleología, ya que la progresión es muy similar, pero al aire libre. Eso sí, de la escalada los parecidos son pocos, en todo caso, "cuando te encuentras con algún obstáculo en la cueva que hay que escalar".
Y volviendo a Ordesa, este espeleólogo oscense asegura que "queda mucho por explorar, porque dicho vulgarmente, toda la zona es como un gran queso grullere. La cuestión es que primero hay que localizar las bocas penetrables, y luego ver todas las ramificaciones y galerías que parten de una sola, ya que hay que explorarlas para conseguir los datos de todas. Es una labor de muchos años, y además somos pocos".
En todo caso, sí que reconoce que "es un deporte sufrido, que exige mucho esfuerzo, porque primero hay que andar hasta la boca, esté donde esté, y luego pasar frío, humedad, oscuridad.. tiene poco escaparate, y desde luego cuesta encontrar gente con esa afición. Pero seguramente el gran atractivo de la espeleología es el que casi siempre descubres terreno nuevo. En el planeta tierra es casi imposible ser el primero en pasar por un lugar, y en la espeleología es muy posible. Y desde luego impresiona todo, y siempre pica el gusanillo de saber qué habrá más allá, después de aquella galería o en el siguiente recodo".
Y por si fuera poco, ser espeleólogo y vivir en la provincia de Huesca es un auténtico chollo, como asegura, "no solo está Ordesa, y hay muchos grupos de cuevas importantes como Arañonera en el pico de Otal, Cotiella o el Aspe. Hay muchas zonas y de hecho somos junto con Cantabria y Asturias las zonas referentes en España. De hecho, grupos de catalanes y franceses vienen muy a menudo a pasar unos días o semanas haciendo espeleología en la provincia de Huesca".
Alfonso HERRÁN
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