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viernes, 9 de octubre de 2009

Pinturas rupestres en Deba


Descubren en Deba una de las pinturas rupestres más antiguas del País Vasco



Un grupo de arqueólogos ha hallado en la cueva de astigarraga, en Deba, las pinturas rupestres más antiguas descubiertas hasta el momento en Guipúzcoa y unas de las más antiguas del País Vasco, que datan de entre hace 20.000 y 22.000 años y representan dieciséis "trazos pareados" de color rojo.
El doctor en Historia y experto en pinturas rupestres Marcos García Díez ha destacado en una rueda de prensa que este hallazgo es uno de los más importantes en el País Vasco desde el descubrimiento de las cuevas de Altxerri, en Aia (Guipúzcoa), y Ekain, en Deba, y pone de manifiesto el "potencial" de la zona en la que se ubica.
La cueva de Astigarraga, que fue descubierta en 1967, contiene otras pinturas como una concentración de color negro cubierta por concreciones de calcita, que podría representar un équido, y unas líneas grabadas de sentido y dirección variable, que presumiblemente corresponden a una figura antropomorfa.
García Díez ha incidido en que a pesar de que estas imágenes, encontradas en agosto durante una visita pericial a la cueva, no tienen "mucho impacto visual", su importancia radica en que se puede garantizar que los "trazos pareados", "muy raros en el arte rupestre", fueron pintados en el Paleolítico superior y más concretamente en la cultura solutrense, de la que son característicos.
A su juicio, el significado de estos "trazos pareados" puede explicarse recurriendo a la etnografía, ya que muchos grupos primitivos actuales siguen usando los dedos para pintar muros en un ritual conocido como "tocamientos de pared", con el que tratan de ponerse en contacto con lo sobrenatural y lo trascendente.
El director de la excavación, José Antonio Mujika, que comenzó con los trabajos estratigráficos de la cueva de Astigarraga en 2005, ha indicado que en la cavidad han aparecido además huesos colocados en grietas y una azagaya -pequeño dardo arrojadizo- oculta entre unas piedras.
El hallazgo de estos elementos escondidos hace presumir que este lugar "no estaba vinculado con el mundo cotidiano", según ha apuntado García Díez, quien ha insistido en que no hay "ningún argumento" para dudar de la veracidad de lo encontrado y ha sostenido que todos estos objetos podrían formar parte de algún ritual simbólico.

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