Los técnicos hallaron mediante geo-radar el desaparecido yacimiento que había quedado completamente cubierto de tierra y escombros
La cueva de Can Pinso, sita en Marratxí, hace décadas que quedó tapiada por una gran montaña de tierra y escombros. Los expertos conocían de su existencia merced a la catalogación realizada por Josep Mascaró Pasarius en los años 60, porque fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1966 y porque aparece recogida en la carta arqueológica terrestre de Mallorca.
Los arqueólogos sabían perfectamente que la cueva subterránea estaba localizada en un solar aledaño a las llamadas casas de Can Pinso, al término de la localidad de Sa Cabaneta. La prospección ocular no dio resultados a los técnicos que la buscaban y el Consell decidió optar por la tecnología del geo-radar, que permite auscultar de manera no agresiva el subsuelo. Así encontraron de nuevo una cueva que había desaparecido a simple golpe de vista.
La prospección de la zona se realizó porque el propietario del solar urbano quería realizar sobre él una construcción. Los técnicos del Consell le denegaron la petición de edificación hasta que la institución no encontrara la cueva y pudiera así delimitar el entorno de protección de la misma, tal y como recoge la Ley de Patrimonio Histórico de Balears.
La institución insular trabajará durante este tiempo para proteger el entorno de la cueva, habida cuenta de que se puede construir en las proximidades.
En un artículo publicado en las III Jornades d´Estudis Locals de Marratxí, los expertos en arqueología Javier Aramburu y Vicenç Sastre recogen algunas de las características de este yacimiento de época pretalayótica.
La cavidad se encuentra en el flanco sur del solar de las casas de Can Pinso, cerca de las casas de Son Caulelles. Es una cueva de las llamadas de planta compleja. Cuenta con un corredor estrecho de más de 50 centímetros y escalonado para acceder a ella. La cavidad se divide en dos cubículos o cámaras lobuladas. La altura del espacio interior es de 1,30 metros. Tal y como explica a este diario Vicenç Sastre, Can Pinso fue excavada parcialmente y recubierta hace una serie de años, "lo que pasa es que no contamos con testimonios documentales escritos sobre ello. Al parecer, se encontaron restos de cadáveres humanos, de entierros de época pretalayótica". A 200 ó 300 metros se encuentra otra cueva relacionada y con la misma función funeraria. Se trata de Son Caulelles. Toda esta zona, tal y como especifica Sastre, debía tratarse de una necrópolis más amplia que estaba relacionada con un poblado que debía existir muy cerca, en la Comuna de Can Domingo, y del cual hace dos años un vecino encontró una naveta.
El poblado pretalayótico en cuestión estaría formado por un conjunto de habitaciones naviformes. La habitación hallada es típica del periodo pretalayótico y se podría situar entre el 1.700 y el 1.100 a. C. Sus dimensiones serían de unos ocho metros por cuatro. Según los expertos, los habitantes del poblado pudieron ser los mismos que construyeron las cuevas de enterramiento de Son Caulelles y Can Pinso, situadas a una distancia equidistante de 1,2 kilómetros respecto al poblado.
Los yacimientos y monumentos prehistóricos que se han localizado en el municipio de Marratxí en los últimos tiempos constituyen una cifra de entre 30 y 40, un número que duplica al del catálogo elaborado por Mascaró Pasarius.
Los arqueólogos sabían perfectamente que la cueva subterránea estaba localizada en un solar aledaño a las llamadas casas de Can Pinso, al término de la localidad de Sa Cabaneta. La prospección ocular no dio resultados a los técnicos que la buscaban y el Consell decidió optar por la tecnología del geo-radar, que permite auscultar de manera no agresiva el subsuelo. Así encontraron de nuevo una cueva que había desaparecido a simple golpe de vista.
La prospección de la zona se realizó porque el propietario del solar urbano quería realizar sobre él una construcción. Los técnicos del Consell le denegaron la petición de edificación hasta que la institución no encontrara la cueva y pudiera así delimitar el entorno de protección de la misma, tal y como recoge la Ley de Patrimonio Histórico de Balears.
La institución insular trabajará durante este tiempo para proteger el entorno de la cueva, habida cuenta de que se puede construir en las proximidades.
En un artículo publicado en las III Jornades d´Estudis Locals de Marratxí, los expertos en arqueología Javier Aramburu y Vicenç Sastre recogen algunas de las características de este yacimiento de época pretalayótica.
La cavidad se encuentra en el flanco sur del solar de las casas de Can Pinso, cerca de las casas de Son Caulelles. Es una cueva de las llamadas de planta compleja. Cuenta con un corredor estrecho de más de 50 centímetros y escalonado para acceder a ella. La cavidad se divide en dos cubículos o cámaras lobuladas. La altura del espacio interior es de 1,30 metros. Tal y como explica a este diario Vicenç Sastre, Can Pinso fue excavada parcialmente y recubierta hace una serie de años, "lo que pasa es que no contamos con testimonios documentales escritos sobre ello. Al parecer, se encontaron restos de cadáveres humanos, de entierros de época pretalayótica". A 200 ó 300 metros se encuentra otra cueva relacionada y con la misma función funeraria. Se trata de Son Caulelles. Toda esta zona, tal y como especifica Sastre, debía tratarse de una necrópolis más amplia que estaba relacionada con un poblado que debía existir muy cerca, en la Comuna de Can Domingo, y del cual hace dos años un vecino encontró una naveta.
El poblado pretalayótico en cuestión estaría formado por un conjunto de habitaciones naviformes. La habitación hallada es típica del periodo pretalayótico y se podría situar entre el 1.700 y el 1.100 a. C. Sus dimensiones serían de unos ocho metros por cuatro. Según los expertos, los habitantes del poblado pudieron ser los mismos que construyeron las cuevas de enterramiento de Son Caulelles y Can Pinso, situadas a una distancia equidistante de 1,2 kilómetros respecto al poblado.
Los yacimientos y monumentos prehistóricos que se han localizado en el municipio de Marratxí en los últimos tiempos constituyen una cifra de entre 30 y 40, un número que duplica al del catálogo elaborado por Mascaró Pasarius.
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