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domingo, 26 de abril de 2009
Peligra el patrimonio cultural
Propietarios de terreno y ecologistas se oponen al trazado de la variante
El aspecto más polémico del proyecto de circunvalación del casco urbano es la proximidad que guarda con las cuevas de Puente Portillo
Los opositores al proyecto han colocado pancartas de rechazo a las afueras de Comillas, bien visibles desde la carretera.
Organizaciones conservacionistas como Ecologistas en Acción y los propietarios expropiados de las fincas que atravesará la nueva variante este de Comillas, muestran su rechazo a la construcción de esta carretera, ya que dicen que está poniendo en peligro el patrimonio cultural que suponen las cuevas rupestres de Puente Portillo y la fauna y la flora autóctona del lugar. Actualmente se pueden ver pancartas de denuncia colocadas a las afueras del pueblo.
El trazado de la nueva carretera transcurre por una zona de vegetación muy densa y además pasa muy cerca de las cuevas de Puente Portillo, una cavidad que tiene un extensión de varios kilómetros y que se abre paso por debajo de pueblos y casas.
Desde la Dirección General de Carreteras dicen que en todo momento se respetará la protección que dichas cuevas tienen, y que para evitar un posible derrumbamiento se reforzará el techo de la misma.
A pesar de las quejas y lo delicado que es el terreno, las obras siguen adelante. Se trata de un tramo de carretera de aproximadamente dos kilómetros que bordeará Comillas por la parte oriental, y cuyo objetivo es descongestionar el tráfico del centro urbano, sobre todo en época estival, donde la villa se ve desbordada por la afluencia de turistas.
Ceñirse a lo proyectado
La cueva cuenta con distintas entradas de acceso y según comenta el jefe de la obra de la empresa Emilio Bolado, Alberto Fernández, «da la casualidad que una de las entradas naturales donde hay pinturas rupestres está justo en la parte final de la variante, en el punto donde se unirá con la CA-131».
La Dirección General de Carreteras ha facilitado a la empresa constructora los planos topográficos perfectamente detallados de la cavidad, ya que teniendo en cuenta la singularidad de esta obra, deben ceñirse al milímetro a lo proyectado, para evitar problemas.
Tanto por parte del Servicio de Carreteras Autonómicas, como por parte de la empresa adjudicataria, han contratado arqueólogos que harán un seguimiento permanente de la evolución de la obra, al igual que se realizará un seguimiento medioambiental de la misma.
Si todo marcha como está previsto, en un plazo de 18 meses la carretera estará finalizada, aunque no se descarta que teniendo en cuenta las particularidades de este proyecto y su complejidad técnica, los plazos puedan alargarse.
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