Los investigadores del programa Erhin alertan de que si no se invierte la tendencia regresiva que afecta al total de áreas glaciares, este siglo podrían desaparecer las últimas reservas de hielo del Pirineo español, lo que provocaría una importante modificación del actual paisaje de alta montaña.
Si a comienzos del siglo XX albergaban alrededor de 3.300 hectáreas de glaciares, en la actualidad estos únicamente cubren 390 hectáreas. De esta extensión, unas 206 hectáreas corresponden al Pirineo español, y constituyen los únicos glaciares activos que persisten en la Península Ibérica.
Estos datos aparecen en una nueva publicación del Programa de Estudios de Recursos Hídricos Procedentes de la Innivación (Erhin) del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Estos glaciares, junto con un pequeño núcleo residual que se conserva en los Apeninos (el glaciar del Calderone), constituyen las reservas de hielo más meridionales de Europa.
Sus antecedentes más lejanos se encuentran en las grandes glaciaciones cuaternarias que a lo largo del Pleistoceno afectaron a amplias zonas del planeta, incluyendo distintas áreas montañosas de la Península. El último de estos periodos, denominado "Würm", generó grandes mantos de hielo en el caso de la vertiente española del Pirineo que cubrieron las zonas más elevadas de la cordillera y emitieron enormes lenguas glaciares, que en algunos casos alcanzaron hasta 40 kilómetros de longitud y tres de ancho.
Los investigadores del programa Erhin alertan de que si no se invierte la tendencia regresiva que afecta al total de áreas glaciares, este siglo podrían desaparecer las últimas reservas de hielo del Pirineo español, lo que provocaría una importante modificación del actual paisaje de alta montaña.
Ya en septiembre del año pasado una investigación española advirtió de que los glaciares pirenaicos desaparecerán antes de 2050 por culpa del aumento progresivo de la temperatura, que ha subido casi un grado desde 1890 hasta nuestros días.
Estos datos aparecen en una nueva publicación del Programa de Estudios de Recursos Hídricos Procedentes de la Innivación (Erhin) del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Estos glaciares, junto con un pequeño núcleo residual que se conserva en los Apeninos (el glaciar del Calderone), constituyen las reservas de hielo más meridionales de Europa.
Sus antecedentes más lejanos se encuentran en las grandes glaciaciones cuaternarias que a lo largo del Pleistoceno afectaron a amplias zonas del planeta, incluyendo distintas áreas montañosas de la Península. El último de estos periodos, denominado "Würm", generó grandes mantos de hielo en el caso de la vertiente española del Pirineo que cubrieron las zonas más elevadas de la cordillera y emitieron enormes lenguas glaciares, que en algunos casos alcanzaron hasta 40 kilómetros de longitud y tres de ancho.
Los investigadores del programa Erhin alertan de que si no se invierte la tendencia regresiva que afecta al total de áreas glaciares, este siglo podrían desaparecer las últimas reservas de hielo del Pirineo español, lo que provocaría una importante modificación del actual paisaje de alta montaña.
Ya en septiembre del año pasado una investigación española advirtió de que los glaciares pirenaicos desaparecerán antes de 2050 por culpa del aumento progresivo de la temperatura, que ha subido casi un grado desde 1890 hasta nuestros días.
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