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domingo, 18 de enero de 2009

La Cueva del Inca

Corre, corre, no desfallezcas, eres un emisario del Inca y Mamá Ojiu espera ansiosa en palacio”. La leyenda de la Cueva del Inca, es hasta donde una de las más antiguas de Arica.




Su origen ciertamente no es aymara, sino quechua. Hablaremos inicialmente de algunos antecedentes de esta realidad mítica. Hoy existe en el acantilado del Morro un lugar llamado La Cueva del Inca. En el año 1964 a partir de los trabajos de la construcción del puerto se encontró un nuevo tramo, lo que hizo en esa época, resurgir su leyenda y el interés de estudiosos y público en general. Desde 1600 existen documentos que sostienen que en ella moraban una tribu originaria que los españoles llamaban "indios morreros”, y de quienes se creía que se comunicaban con los soldados del inca y a partir de entonces, se le designó como “La Cueva del Inca”. El archivo ariqueño la menciona en los años 1825 y 1854. Luego de una visita que hizo al interior de ella el investigador George Taylor, vecino de Arica, al respecto dice: "Nos internamos dos mil varas al interior de la Cueva del inca. El aire era pesado, las luces se apagaban, a ratos hacía un intenso frío y sobrevenían ráfagas de viento que nos apagaban las luces. Debido a ello nos fue imposible llegar al final de ella". A su vez, William Bollaert, en su visita a Arica el 1854, hizo una narración similar en la que le dio importancia a un cementerio indígena. Encontró pintadas de rojo, varias figuras humanas y de animales, muestras que más tarde llevó al Museo Británico, junto a otras muchas halladas en las playas de la ensenada llamada Chacota. En el año 1914 varios jóvenes hicieron una expedición a su interior, pero no pudieron recorrerla más allá de unos doscientos metros debido a que se encontraba obstruida por grandes peñascos que seguramente cayeron por efectos de los terremotos de 1868 y 1877. Alfredo Raiteri, relataba que hasta hace un siglo, existían en Arica viejos regionales que aseguraban haber entrado en dicha cueva, haber visto una gran laguna de agua salada que creían que era alimentada por un canal subterráneo, cuya bocatoma está entre las rocas en la costa hacia el norte del Morro, y que en la actualidad se le llama el Infiernillo. Al referirse a la laguna, manifestaban que era tan grande que se podía atravesar en pequeñas canoas y que el camino dentro de la cueva, al otro lado de la laguna, era tan espacioso que se podía transitar cómodamente pero, que era imposible tener la luz de las velas encendidas porque a veces el viento, otras la carencia de oxígeno, las apagaba continuamente, lo que les hacía insostenible internarse en ella. Son muchas las leyendas sobre esta cueva y todas cuentan que por ella se le llevaba pescado fresco a la mujer del Inca. Historias milenarias que darán vida a la leyenda de La Cueva del Inca que conectará a Arica con el Cuzco....

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